Erase una vez un país en medio del desierto. Quien lo pisara quedaría fascinado por lo que allí iba a ver y escuchar. Seductoras melodías se apoderaban de todos aquellos forasteros que, una vez inmersos en ese mágico mundo, no podían salir de él. Era el mundo de la libertad y del desenfreno. Era el mundo del Monegros Desert Festival.

Todo un terremoto es lo que se comenzó a vivir desde las 17.00 horas la tarde ayer en el desierto aragonés. Alrededor de las 18 horas miles y miles de coches abarrotaban las interminables llanuras monegrinas que, durante 20 horas estarán teñidas de todos los colores.

Los piercings y los tatuajes eran la estética más repetida entre los jóvenes pero también había sitio para las crestas, las rastas y la gomina, y para la ropa floja y no tan floja. Todos distintos pero todos iguales por compartir un mismo pensamiento: disfrutar al máximo de este festival de música electrónica.

El cansancio acumulado en el viaje hacia el desierto no parecía ser impedimento para que comenzara la fiesta. La música que sonaba en el recinto de manera continuada se impregnaba por los poros de los asistentes como si de un narcótico se tratara a la vez que todos comenzaban a bailar.

PRIMERAS ACTUACIONES

Hip-hop para unos, de la mano del conocido dj J Mayúscula, y sonidos electrónicos para otros. Las primeras demostraciones de los pincha discos comenzaban a seducir a un público que ya sabía lo que le esperaba: marcha y más marcha hasta alta horas de la mañana en un desierto que preparaba algo muy grande en su ocaso.

Durante las dos primeras horas de festival, la árida llanura iba calentando motores de la mano de las actuaciones de la alemana Maral Salmassi, Fixmer y Mc Carthy , quienes comenzaron a hacer sudar de felicidad a los presentes.

Con la llegada de la noche, subió aun más la temperatura de la arena que se revolvía al son de los vaivenes de miles de zapatillas que no paraban de danzar. La calma del desierto había desaparecido y Monegros comenzaba a rugir. Los gritos de ritmo, emoción y euforia provocados por la música y el delirio generalizado no cesaron a pesar del inevitable paso del tiempo.

Alrededor de las 21 horas ya no cabía ni un alfiler en uno de los escenarios más grandes del recinto. Se trataba del Open Air y la culpa la tenía Angel Molina que estaba a los platos. Paralelamente, comenzaron a apreciarse los primeros excesos de algunos de los asistentes. Un joven tuvo que ser atendido por los miembros de la Cruz Roja con una intoxicación etílica aguda cuando el reloj apenas marcaba las 21.30 horas.

Según explica una voluntaria que trabaja en uno de los puestos de socorro instalados en el recinto, "las asistencias más comunes son por ingestión de alcohol en las chicas y de estupefacientes en los chicos". Además de los voluntarios, Monegros Desert Festival dispone de cuatro médicos y cuatro enfermeras para atender cualquier imprevisto de pronóstico grave que se presente.

Cuestiones médicas aparte, pasadas las 23 horas comenzó la actuación del gran Grand Master Flash, quien regaló su mejor rap a los presentes. Pero a pesar de todo, quedaba mucho por llegar y disfrutar: dj Rush, Umek, Kanzyani, Front 242, Richie Hawtin, Oscar Mulero , Adam Beyer... y cerca de 60 artistas más aguardaban en sus camerinos para ofrecer su mejor sesión.

Todos ellos tenían una misma misión: hacer vibrar a 35.000 jóvenes al ritmo de la música electrónica más cañera y moderna del momento. Y lo consiguieron, y sino que se lo pregunten a cualquiera de los asistentes que a lo largo de la mañana de hoy seguían bailando sin parar.