El confinamiento obliga estos días a que la música se quede en casa pero, con sus ingresos mermados, los artistas sacan fuerzas para animar en tiempos de crisis a través de las redes sociales y dar rienda suelta a su creatividad, componer y practicar.

«Hay una necesidad del artista de seguir haciendo arte y del público de evadirse de la realidad», reflexiona el integrante de la charanga Artistas del Gremio, Miguel Ángel Laita, quien ensaya un rato cada día en su terraza ante un público vecinal que grita de vez en cuando: «¡muchas gracias!».

El trompetista recuerda que no hace tanto, el sábado 7 de marzo, «cuando el virus no parecía una amenaza», tocaron en Valencia. Una semana después los conciertos fueron prohibidos.

Variaciones que ya se están empezando a notar con el nacimiento de festivales online con artistas de toda España en sus carteles y que ofrecen conciertos a través de sus canales de Facebook o Instagram.

En uno de ellos, el Mantita Fest, participó el jueves el dúo TéCanela. Para Ariadna Rubio y Jano Fernández era su primer gran concierto en redes sociales y, por eso, lo vivieron con unos nervios «distintos», ya que la habitual interacción con el público se sustituyó por emoticonos y mensajes de apoyo. «Es la oportunidad de que gente de otros países que nos escribe un montón escuche algo en directo, que es más cálido, y dentro de los días que estamos pasando, es un forma de conectar muy bonita», señala la vocalista del grupo que reunió a más de 4.000 personas en Instagram.

Y es que, como apunta por su parte el cantautor turolense Joaquín Carbonell, a pesar del drama que supone el coronavirus, el confinamiento se traduce en tiempo para poder reflexionar, descansar y leer: «hace cincuenta años hubiera sido una catástrofe tremenda. ¿Qué haces encerrado en casa? Pero hoy en día, con las redes sociales e internet, es diferente».

También muy activos en el mundo virtual, el grupo Dadá está ya preparando un tema «especial» para dar ánimos en este periodo de confinamiento. Lo grabarán todos juntos y, por supuesto, cada uno desde su casa, cuenta el cantante y guitarrista Álvaro Mazarrasa.

Para grupos numerosos como La ronda de Boltaña, tocar de forma telemática puede ser muy complicado. Pero el guitarrista Ignacio Pardinilla se muestra optimista: «Los días de reclusión se notarán para bien cuando se reúnan, ya que están dedicando mucho más tiempo al ensayo».De hecho, también puede ser el momento de «reencontrarse con el instrumento», como le está sucediendo al guitarrista José Luis Arrazola.