No han nombrado ningún portavoz ni tampoco quieran que trascienda mucho quién hay detrás del proyecto. Principalmente, porque no es lo importante en El bosque sonoro. Desafinado Producciones junto a varios colectivos culturales aragoneses (también empresas y promotores que no es muy difícil averiguar simplemente viendo la cartelería del proyecto) se han unido para lanzar un proyecto de conciertos en un lugar muy especial que, dados los tiempos que corren, ya casi parece algo revolucionario.

La zaragozana Mozota, apenas a 20 kilómetros de Zaragoza, será la sede de El bosque sonoro, un ciclo de conciertos en plena naturaleza que ya ha presentado sus primeros tres nombres y ¡qué nombres! El escenario del proyecto lo abrirá (casi no podía ser de otra manera dada la relación que une al bajista de la banda con la localidad) León Benavente el 12 de septiembre pero es que las otras dos citas anunciadas no le van a la zaga. El 18 del mismo mes visitará El bosque sonoro Stay Homas (banda catalana que triunfó en el confinamiento desde su azotea) y el 25 otro de los grandes de la música española, Coque Malla.

800 son las entradas que salen a la venta para cada uno de los conciertos y se ha cuidado hasta el más mínimo detalle. De hecho, el recinto dispondrá también de food trucks food trucks(habrá fajitas vegetarianas, veganas y carnívoras y quesadillas y nachos) ya que la organización ha pedido a los que vayan a los conciertos que no visiten la localidad dada la situación actual y al ser una población, como tantas otras en Aragón, envejecida. Los conciertos empezarán a las 22.00 horas si bien las puertas se abrirán a las 20.30 horas (la entrada será escalonada) y también se ha dispuesto de un servicio de autobús (por 6 euros) desde Zaragoza para el que quiera dejar el coche en casa.

La imposibilidad de programar conciertos en Zaragoza es lo que ha acabado empujando a la iniciativa privada a buscarse otras maneras de seguir programando para sobrevivir. Y es así como surge este proyecto a 20 minutos de la capital aragonesa que se ha convertido ya en algo novedoso y está siendo la sensación en las redes sociales. La filosofía de El bosque sonoro está clara: «No somos un festival, no somos una gran empresa… Sólo queremos vivir en nuestro pueblo, trabajando en nuestro pueblo y pasarlo bien haciendo lo que nos gusta».