El escritor Javier Marías (Madrid, 1951) señaló ayer en Zaragoza que "hay un tipo de novela que no depende tanto de lo que ocurre (qué va a pasar, qué está pasando o cómo termina), cuanto de un mundo que se va desarrollando, en el que el lector se puede instalar y quedarse a vivir (entre comillas) durante una temporada".

De este tipo de libros es el Quijote, dijo, y así ha planteado su última novela Tu rostro Mañana cuya segunda entrega Baile y sueño publicada este mes, fue el núcleo de su intervención ayer en el ciclo Ficciones en el Paraninfo que organiza la Universidad de Zaragoza sobre el tema Literatura y la España reciente .

Javier Marías indicó que "no se escribe para decir obviedades, lo que los franceses llaman platitudes" , una novela es otra cosa diferente de un juicio, donde sólo interesan los hechos. En la novela, dijo, "se ven los hechos acontecer, con la complejidad que las cosas tienen".

Este último libro suyo comienza así: Ojala nunca nadie nos pidiera nada, ni casi nos preguntara, ningún consejo ni favor ni préstamo... y viene muy pronto una reflexión sobre el hecho de que alguien pide una limosna por la calle y eso enreda al interpelado "tanto si complace como su niega la petición" en una de las varias descripciones reflexivas potentes que presenta un libro cargado, por otra parte, de observaciones terribles sobre la vida cotidiana, atemperadas por algo de humor.

Y casi termina la novela en un momento en el que uno de los personajes, después de un hecho violento que ha cometido, es abordado por el narrador quien le increpa diciendo que no se puede ir por el mundo de esa manera, matando o pegando.

Y al replicar el violento: "Ah, ¿no? ¿Por qué no?", el narrador se queda sorprendido. "Se da cuenta --observa Marías-- de que no le está pidiendo las razones ya consabidas: la ley que lo prohíbe, la religión o el imperativo sobre no hacer a otro lo que no se desea para sí. Sabe que el violento le está pidiendo algún motivo que esté más allá de las razones que todos tenemos heredadas".

Y se da cuenta el narrador de que no puede contestarle enseguida, que tiene que pensarlo. Los dos personajes son conscientes de que no están al nivel de conversación de lo consabido. "Es un momento muy desasosegante: ¿Cómo se convence a alguien al que no le valen esas razones obvias que todos admitimos en teoría, sin reflexión?". Y, sobre todo, cuando pesan tanto los hechos: "¿Cómo es que no se puede hacer si se hace?". La respuesta configura desde ahora el reto del próximo volumen de Tu rostro mañana .

El escritor madrileño indicó que la novela no tiene que ser moralista, aunque incorpore la moral, ni estar cargadas de tesis ni lecciones. Javier Marías dijo que al escribir artículos periodísticos, él es el ciudadano que hace observaciones o denuncias. Pero la novela crea un mundo en el que el lector se puede instalar y quedarse a vivir una temporada.