En la maravillosa 'Mulholland Drive', Naomi Watts interpretó a un personaje que le debía resultar mínimamente familiar: como la ingenua Betty, Naomi había llegado a Hollywood con sueños de estrellato y chocado con trabas capaces de tumbar a cualquiera. Lynch fue su salvador, pero todavía más, los productores franceses que instaron al cineasta a convertir ese piloto rechazado por ABC en largometraje.

Aquella no iba a ser la primera aventura de la actriz en televisión, pero sí la más prometedora. En su adoptiva Australia, la vieron a principios de los 90 en una telecomedia ('Hey dad!'), una miniserie sobre una escuela católica ('Brides of Christ') y un longevo culebrón ('Home and away', en la que hacía de joven minusválida).

De hecho, 'Mulholland Drive' ni siquiera fue el primer piloto rechazado en que estuvo metida. Ese fue 'El triángulo de las Bermudas', convertido en telefilme. Sí que prosperó, aunque solo se emitieron nueve episodios entre 1997 y 1998, 'Sonámbulos', creación de Stephen Kronish y David S. Goyer (futuro guionista de 'blockbusters' superheroicos) sobre un grupo de exploradores de sueños.

En los últimos años, Watts ha alternado sin parar entre cine y televisión. En el segundo medio ha tenido más suerte, aunque el fracaso de 'Gypsy', que además produjo, todavía debe dolerle. Hizo un memorable cameo en la animada 'BoJack Horseman', brilló como sufrida esposa de Dougie Jones en el regreso de 'Twin Peaks', vuelve a mostrar su conocida intensidad en 'La voz más alta' Y reinará, eso seguro, en el misterioso primer 'spin-off' de 'Juego de tronos'. Por ahora, es solo un piloto, pero cuesta creer que este vaya a ser rechazado.