El destino de la adaptación en imagen real del clásico de animación ‘Mulán’ ha pasado en los últimos meses por toda clase de vicisitudes. Sin embargo, su directora, la neozelandesa Niki Caro se embarcó desde el principio en la tarea de convertir el mito de Hu Mu Lan en una aventura épica que reivindicara el papel de la mujer como líder en un mundo de hombres y que se alejara de la fantasía habitual del universo Disney para insertarse en el terreno de la realidad a través de todo un despliegue de iconografía guerrera.

¿Cómo le llegó el proyecto de ‘Mulán’ y por qué decidió embarcarse en él?

Había trabajado anteriormente en una película de Disney titulada ‘MacFarland’ que trataba sobre la comunidad mexicana que trabaja en el campo. Siempre he intentado ser respetuosa y honrar las diferentes culturas, así que supongo que sabían que iba a intentar mantener el espíritu original. Además, siempre he tenido predilección por las historias de mujeres fuertes e independientes que se enfrentan a los prejuicios, así que la leyenda de Mulán estaba muy próxima a mi universo personal.

Ha optado por dejar a un lado los elementos fantásticos de la película de animación y apostar por el realismo, por lo que, adiós al dragón Mushu.

Es una versión más adulta, no está enfocada exclusivamente al público infantil, por eso encontramos mucha acción y las batallas se convierten en el corazón de la película. Queríamos realismo, que fuera muy contemporánea, que conectara con la sensibilidad actual. Si se quería apostar por la épica guerrera, por la verosimilitud, no había espacio para elementos mágicos.

¿Podríamos decir entonces que es la menos Disney de todas las 'live action' de Disney?

Hemos intentado romper bastantes moldes, lanzarnos a la aventura y crear algo nuevo. Quizás ayude a que los remakes puedan aportar una visión diferente.

Quiso rehuir también de los 'chromas'.

No quería pantallas verdes, sino una película al estilo ‘Lawrence de Arabia’. Por eso utilizamos las mismas lentes que David Lean en esa película para emular su estilo panorámico.

¿Qué otras referencias manejó?

Por supuesto, Akira Kurosawa, en especial ‘Ran’ y ‘Los siete samuráis’. Trabajé con la directora de fotografía, Mady Walker, y estudiamos no solo a los directores chinos, sino también la pintura china para captar la luz y la simetría. Esos dos conceptos están muy presentes en la película.

Ha luchado para que el equipo que la rodease fuese mayoritariamente femenino.

Casi todos los departamentos se encuentran liderados por mujeres, sí. Estoy feliz de poder haber hecho una superproducción de acción rodeada de mujeres. Creo que es la primera vez en una película de esta escala que tantas profesionales ocupen puestos de responsabilidad.

¿Qué significa para usted el personaje de Mulán como símbolo de empoderamiento?

La clave es que no es una princesa, es una guerrera. Ella es leal, valiente, pero solo será auténtica cuando se quite la armadura y se reivindique como mujer. Por eso ese momento es tan icónico, porque se da cuenta de lo fuerte que es y ese es el mensaje que queremos transmitir, que somos más fuertes cuando somos nosotros mismos. Yo misma, he hecho esta película de acción y no me he tenido que disfrazar del hombre, la he hecho con mi cuerpo, voz y perspectiva de mujer, y eso es lo importante.