Los escolares fueron los protagonistas de la celebración del Día del Museo, que en esta edición ha estado dedicada al patrimonio inmaterial. Todos los centros acogieron ayer numerosos grupos que asistieron a visitas guiadas, donde, además de conocer las obras que albergan cada uno, fueron descubriendo tradiciones, ritos...

Una de las actividades más llamativas fue el pasacalles organizado por el Ayuntamiento de Zaragoza. Por la mañana, alumnos del C. P. Cándido Domingo y La Milagrosa, del IES Itaca; y por la tarde los alumnos de la Universidad Popular y de la Asociación Manuel Viola (éstos sin pasacalles) visitaron los museos del Foro, el Puerto Fluvial, las Termas, el Teatro Romano y el Pablo Gargallo, de la mano de un personaje muy peculiar, Sexto y de sus dos músicos.

Los alumnos del Itaca, con la compañía de Rosa Borraz, concejala de Cultura del consistorio, que afirmó que estas actividades sirven "para dinamizar y mostrar el patrimonio a los jóvenes y escolares"; y Rafael Ordóñez Fernández, técnico cultural, fueron, a las 10.30 horas, recibidos en la puerta del Foro por Sexto, un singular personaje caesaraugustano, coleccionista de sabores, olores ("buenos y malos", explicó Sexto), texturas, sonidos e imágenes del pasado. En su carro transportaba gran cantidad de recipientes en los que ha conservado: la voz de Hiberus, el perfume de una ninfa, el murmullo de la gente en el teatro, pero en un descuido, todo se le pierde. A partir de ese momento, con la ayuda de los alumnos tendrán que encontrar todas las huellas del pasado.

En el Foro, ocho chicos "probaron lo que se comía en Cesaraugusta". Pablo descubrió, con los ojos cerrados, almendras; Ricardo, las olivas (que en un principio confundió con "uvas"), otros, higos y miel; y María Eugenia, la sal, un elemento que los romanos no utilizaban en exceso "por que era muy caro y para condimentar utilizaban otros elementos", explicaba Sexto.

LOS SECRETOS DE HIBERUS

Una vez descubiertos los sabores fueron a conocer otros personajes, ahora en el Puerto Fluvial, ¿a quién? preguntó el coleccionista... "A Homer y a Beckham", dijeron algunos alumnos. "En todo caso sería Homus y Beckus, porque en aquella época todos los nombres terminaban en us", explicó entre las risas de los alumnos. Pero con quien se encontraron fue con

Hiberus y la ninfa, con quienes hablaron de texturas en el Puerto Fluvial; con Afrodita y Venus, de olores en las Termas; y con el bufón de sonidos, para terminar en el Pablo Gargallo, con imágenes, las de la obra La leyenda del artista . Los más pequeños se llevaron de recuerdo una careta de cada uno de los personajes, y los adultos, marcapáginas.

Esto fue en los museos municipales, pero difusión del patrimonio hubo en todos los centros, con cuentacuentos, conferencias, proyecciones y talleres. Por ejemplo, en el Pablo Serrano, los participantes en un seminario de cerámica impartido por Alberto Andrés, se llevaron el Carnet de Jóvenes Artistas.

La nota reivindicativa a la jornada la puso Javier de Pedro, un "profesional de la pintura" de 62 años, quien quiso manifestar su desazón porque "presenté un dossier para exponer en el Museo Pablo Serrano y no me han hecho ni caso y eso me ha irritado mucho". Su iniciativa consistió en, a las puertas del centro del Pº María Agustín, representar el grabado de Goya Aquellos polvos , en el que a un personaje de la inquisición se le ponía un cucurucho para llevarlo hasta el patíbulo. Además, el autor llevó La cocina del pintor con utensilios en los que pedía una oportunidad para exponer.