Una marquesa yace muerta en su casa y su cadáver aparece rodeado de dos círculos: uno de joyas y otro de basura. Este es el pistoletazo de salida de La química del odio, la nueva novela de Carme Chaparro, que con la primera parte de esta saga de thriller, No soy un monstruo, consiguió vender más de 200.000 ejemplares. Chaparro, además de escritora, es conocida por haber estado al frente de varios informativos durante muchos años. Ahora, traspasa la pantalla y se mete en la mente de nuevo de Ana Arén, una inspectora de policía que tratará de desvelar quién es el culpable del asesinato de la duquesa en los quince días que dura la Navidad.

-Se había generado mucha expectación con esta segunda parte de su saga. <b>¿Cómo está viviendo estos días?

</b>-Con mucho vértigo. Me daba un poco de miedo la publicación de esta segunda parte y, sobre todo, después del éxito de No soy un monstruo, que fue un bombazo. Al final te das cuenta cuando pasa un poco de tiempo de que no hay que tener vértigo. Los lectores me están diciendo incluso que les está gustando más esta segunda parte que la primera y las críticas también están siendo fantásticas. Eso me tranquilizó mucho.

<b>-Usted que dedica tanto tiempo a su profesión, ¿de dónde ha sacado el rato para escribir?</b>

-Del sueño. Me he tenido que quitar muchas cosas para sacar tiempo e incluso muchos días me he quedado sin comer. La vida que llevamos todos es muy complicada y si a eso yo le añado escribir pues se complica mucho más (ríe).

<b>-Entiendo que aun así merece la pena. </b>

-Sí, aunque escribir es duro. Hay momentos fantásticos en los que te sientas y te sale todo y ves como avanza la historia rápidamente o se te ocurre una trama fantástica. Pero también hay otros en los que tienes que echarle muchas ganas y remar mucho y ni así sale. Es duro pero muy gratificante.

<b>SEnD</b><b>La química del odio</b><b> es una historia verosímil pero difícil de imaginar. ¿De dónde ha sacado la inspiración?</b>

-De la realidad. No hay ficción que nos podamos inventar los escritores que supere a la maldad humana. Llevo más de 20 años presentando informativos y he contado historias mucho peores que la que narro en este libro, a pesar de que sea muy retorcida.

<b>-Supongo que su faceta de periodista le habrá ayudado en el proceso de documentación. </b>

-Así es. Los periodistas estamos acostumbrados a trabajar de una manera concreta y yo he aplicado estas técnicas periodísticas de investigación en la novela, convirtiéndola en un libro en el que no solo pasan muchas cosas sino que todo lo que aparece, excepto la trama, es verdad. Estoy muy orgullosa de ello porque el lector puede aprender mucho.

<b>-Usted ha conseguido, me da la sensación, humanizar a todos los profesionales que se dedican a la investigación de crímenes.</b>

-CSI no es la realidad. Una prueba de ADN tarda días en hacerse y no unos segundos. En la realidad, los policías sufren, lloran y lo pasan mal. Es duro porque también pasan miedo, sienten rabia y encima se llevan la investigación a casa. Con estas dos novelas he intentado reflejar de verdad cuál es la vida y el trabajo de los investigadores policiales.

<b>-¿Qué es el color de la muerte?</b>

-Documentándome descubrí que hay pigmentos que se han utilizado a lo largo de la historia que, o bien están hechos con restos de cadáveres o bien por sí mismos son mortales. Yo me documenté al respecto y hablé con dos conservadoras del museo del Prado y… no desvelaré más.

<b>-El mundo de la televisión, su mundo, también aparece representado en el libro.</b>

-Sí, es un guiño a mi trabajo y además es algo que me ha facilitado la escritura porque es un mundo que conozco y sobre el que no me he tenido que documentar. Además, crea mucha curiosidad también porque al lector le gusta mucho saber cómo funciona la tramoya de la tele y como se gestiona todo.

<b>-El jefe de Ana es un señor machista y déspota. ¿Es esto algún tipo de denuncia velada?</b>

-El jefe de Ana es un compendio de todos los machistas con poder que nos encontramos por el mundo. Los he mezclado a todos en una coctelera y he creado un personaje que le hace la vida imposible a Ana, aunque en algún momento de la novela podemos notar también que no es tan malo como parece.

<b>-¿Por qué tanto odio en sus novelas?</b>

-Porque el odio está ahí. Hay dos grandes motores que mueven al ser humano, uno es el odio y otro es el amor. Todo lo demás es intermedio. A veces nos cuesta hablar de amor porque creemos que nos hace vulnerables, pero el odio existe y solo tienes que atender a cualquier conversación de bar o entre compañeros y escucharás que siempre hay alguien hablando mal de otro.