Más de mil rondas y seis discos en 27 años, tres cifras que resumen a la Ronda de Boltaña. La agrupación acaba de hacer aumentar la última con la publicación de Bailando entre las ruinas. Este sexto trabajo llega casi 5 años después del anterior La huella que el tiempo deja. El acordeonista diatónico de la agrupación, Manuel Domínguez, define el nuevo disco como «otro empujón de inspiración inesperada», un álbum «complejo y completo» de 76 minutos. «Uno se cree que después de tantos tiempos ya está todo dicho, pero de repente empiezan a salir cosas y se da cuenta de que aún hay muchas cosas por decir».

Según Manuel Domínguez, uno de los temas centrales en el álbum es el de siempre en la Ronda, la despoblación, «la vida de aquellos que siguen estando en esas tierras que desgraciadamente se nos están despoblando», declara Domínguez. «Creemos que hay cierta evolución en este disco, no en los temas sino quizá en la manera de expresar las canciones, algo hemos aprendido en estos años», indica Domínguez. Aquí abre el álbum, canción que la plataforma Teruel Existe utilizó como himno de la movilización por la España vaciada. Un pasodoble entre las ruinas da prácticamente nombre al álbum. El tema pone de manifiesto esa mezcla curiosa de alegría y esperanza, de tristeza y desolación que produce vivir en esas ruinas: «Esta canción trata de algo tan triste como bailar entre ruinas, pero también del solo hecho de bailar y la esperanza que ello supone», adelanta el músico. Esta idea también está presente en Tras la brecha digital, entre las zonas urbanas y las rurales y las diferentes generaciones que conviven dentro de una misma familia. Situación que retratan con humor.

Pero aún hay otro elemento constante más en la trayectoria de la Ronda de Boltaña: «La alegría que nos supone rondar, de lo que son las rondas en sí, un acto festivo tradicional pero tan vivo que lo importante no es quién ronda ni qué se ronde sino el acto de rondar», defiende el acordeonista diatónico. El disco agrupa dos tipos de canciones, las mencionadas son algunas de las que tratan cuestiones del presente. Las del grupo del pasado se entrelazan con las anteriores y reflexionan sobre «pequeños pedazos o episodios concretos» de su historia como las revueltas campesinas del siglo XVI, la guerra de Cuba, la memoria histórica, los maquis del Sobrarbe y el gran éxodo rural de finales de 50. «En ese momento en el que la gente se iba, subían por última vez los arrieros», especifica Manuel Domínguez. Los arrieros habían sido imprescindibles para la comunicación y el abastecimiento de muchas aldeas, y En la cruz de las tormentas se sitúa el momento de su desaparición: «Es quizá la canción más triste del disco; intentamos que haya un poco de todo, la melancolía está un poquito presente aunque este es un disco sobre todo optimista», declara Domínguez.

Un año de grabación para crear un álbum con diecisiete canciones con letra, gran parte de ellas compuestas en el último año. A excepción de A fuego lento, creada para su 25 aniversario, y Mar de sueños, que ya formaba parte de su segundo disco y a la que le han añadido la letra. Un trabajo que tanto Domínguez como sus compañeros Ignacio Pardinilla y Francho Sarrablo presentaron ayer en la Asociación de Periodistas de Aragón. La música de doce de los temas la ha compuesto un habitual de la Ronda de Boltaña, Martín Domínguez.

El verano es «la época de las rondas» según el músico, por lo que hasta noviembre seguirán rondando por los pueblos, ofreciendo también alguna de sus novedades. Tras ello comenzarán una gira de presentación por Zaragoza, Huesca, Teruel, Barbastro, Jaca y «donde les lleven».

Bailando entre las ruinas rezuma novedad por sus tapas, que han sido ilustradas por Jesús Cisneros. Manuel Domínguez reconoce que se trata de un diseño «muy rompedor» en comparación con los anteriores. Cisneros firmó el cartel de la Feria del libro de Zaragoza de este año junto a Fernando Lasheras, que casi siempre había diseñado sus discos y quién los puso en contacto. Mayo del agua es otra de las sorpresas de Bailando entre las ruinas. Se trata de un tema que pretende reflejar el ciclo eterno de la vida, además de reflejar uno o varios paisajes. Una canción que, sostienen, «ha impresionado a las pocas personas que ya han escuchado el disco».

A pesar de las innovaciones, Manuel Domínguez considera que el nuevo álbum trata los temas habituales pero desde maneras diferentes. Por lo que quien lo compre encontrará «alguna nota distinta, pero va a reconocer que es la Ronda de Boltaña».