La sala Mozart del Auditorio acogió ayer la inauguración del 25ª Festival de Cine de Zaragoza, que arrancó con el estreno del largometraje de Vampus Horror Tales, una antología con cuatro relatos de terror, con la presencia de los directores y el reparto.

Una gala que sirvió para reconocer a dos de los actores del cine español que participan en el filme de presentación Vampus Horror Tales, Saturnino García y Nacho Guerreros. García, que en la película interpreta a Vampus, un enterrador que narrar historias de terror, preguntado si se inspiró en algún clásico para preparan su personaje comentó «No, no es mi técnica, si es que la tengo. Todos los personajes pertenecen al mismo género, se parecen. Él es un personaje socarrón, gracioso, humano. Te metes en su piel con cierta empatía y sin darte cuenta lo haces tuyo».

Entre fuertes medidas de seguridad sanitarias comenzó este festival, que en su 25ª edición le ha tocado, como a tantos otros eventos culturares en pandemia, reinventarse. «La organización de este año ha sido muy complicada pero para nosotros lo que realmente importaba era salir adelante», explicó José Luis Anchelergues, director del festival.

Que Vampus Horror Tales haya sido el filme escogido para la apertura no es una decisión tomada al azar . «Aunque sea un largometraje, son cuatro historias cortas. Nuestro festival, aunque tiene muchas secciones se basa en el mundo del corto, cada uno está hecho por un realizador», apuntó Anchelergues, que quiso señalar las condiciones en la que se rodó la película: «Tiene una particularidad, es el primer largometraje español que cuando acabó el estado de alarma volvió a rodar con un protocolo covid».

Victor Mantellano, que junto a Manuel Martínez Velasc, dirige este largometraje indagó en escoger a Vampus para estructurar esta antología y de donde viene su inspiración: «El personaje ya estaba creado, que funcionaba ya en teatro y estaba en un cortometraje Llámame Vampus. Nos preguntamos qué pasaría si a este hombre le gustase contar historias, que es muy siniestro, con una doble vida en un cementerio y hace de las suyas por las noches. Son cuatro historias de amor, a su necrofílica manera, con el blanco y negro referenciando el cine clásico y, por otro lado, aquellas revistas de terror para adultos de los años 70, 80. Todo con iconos siniestros y anglosajones pero españolizados».