La Sinfónica Ciudad de Zaragoza, con el coro Amici Musicae, ofrecen un doble concierto el domingo (11.30 horas) y el lunes (20 horas) dirigidos por la directora de orquesta zaragozana Laura Pérez Soria que regresa a casa. Interpretarán Un superviviente de Varsovia, de Schönberg; Concierto para piano número 2 de Shostakovich y Stabat Mater, de Rossini.

-¿Cómo es el mundo orquestal para una mujer?

-¿Te refieres a si siento que los músicos reaccionan distinto? No reaccionan distinto. Sí que siento mayor expectación al comienzo, al ponerme al frente se siente en el aire la pregunta ‘a ver qué hace’ pero en el momento en el que empiezas a trabajar y ves que lo haces como puede hacerlo un hombre y que te metes en la música, que tienes tus ideas y que sabes cómo pedir las cosas, la gente se olvida de este hecho y se acaba metiendo en la música. No me he sentido tratada de manera distinta a los hombres.

-¿Y siente que le ha costado más esfuerzo llegar a dirigir algún proyecto por ser mujer?

-Creo que no, de hecho creo que me ha llegado a favorecer. Yo acabé la carrera de dirección en Viena y enseguida empecé a trabajar como directora invitada. Siendo española y mujer es una doble combinación que allí resulta exótica por lo que creo que incluso me ha podido llegar a favorecer. Donde yo más he trabajado en Viena es en el festival de ópera verano Oper Klosterneuburg, le gustó al organizador del evento cómo trabajaba y mi forma de dirigir y supongo que este plus le pareció positivo y quizá vio mayor tirón para atraer a público. Siento que no me ha producido nada negativo sino todo lo contrario.

-Ha destacado en la rueda de prensa que no deberíamos fijarnos en el valor absoluto de mujeres que hay dirigiendo sino en la progresión de esos datos...

-En los años 90, llegó una primera tanda de mujeres directoras que ahora son las que están superconsagradas pero ahora, actualmente, está llegando otra de directoras muy bien preparadas y de todo el mundo, americanas, italianas, lituanas, letonas, rusas, alemanas, chinas, orientales… Tanto, que te preguntas, ¿por qué?

-¿Y tiene una respuesta?

-Creo que tiene que ver con una mayor accesibilidad a los estudios, obviamente, cuantas más estudien más posibilidades hay de que salgan. Pero también creo que como en las orquestas ya están integrados músicos mujeres y hombres en paridad pues de alguna manera ya se ha abierto la puerta y se ha roto el tabú. El camino ya está abierto para que lleguen todas.

-¿Para cuándo una mujer dirigiendo el Concierto de Año Nuevo de Viena?

-Eso no creo que llegue nunca y si llega será algo muy especial. Justamente la Filarmónica de Viena es una orquesta bastante inaccesible en ese sentido, sí la han dirigido algunas directoras invitadas pero un Concierto de Año Nuevo...

-¿Qué destacaría del repertorio que se va a poder escuchar?

-Es un programa muy variado, no tiene nada que ver una obra con otra y eso le da mayor interés a un público general porque la variedad siempre gusta. El Stabat Mater de Rossini es una obra que amo, la adoro porque si bien no se conoce tanto, no es algo que se escuche mucho en salas, para mí lo tiene todo, es perfecta, yo me identifico mucho... En cuanto al Shostakovich es uno muy fácil de escuchar. Este concierto (el número 2 para piano que interpretará Christian Badian) es muy juvenil y muy fresco, es una obra que le dedicó a su hijo Maxim para que lo tocara en su examen de diploma de piano en el conservatorio de Moscú. Es supersencillo pero tan bonito...

-Y deja para el final el estreno en España Un superviviente de Varsovia, de Schönberg, que se hará en castellano.

-(Sonríe) Nuestro gran reto, lo más difícil de programa y son solo siete minutos... Es una obra que cuanto más la estudias más te sobrecoge. Te puede dejar clavado en el sillón después de escucharla pero el contenido va mucho más allá de la música, la música solo avala lo que va narrando nuestro actor Mariano Anós. De hecho, yo creo que se hace muy poco, la última vez que se hizo en Viena fue hace 20 años, porque creo que es una obra que puede llegar a abrir heridas.

-Cuando se fue de Zaragoza no había ninguna orquesta aragonesa...

-¡Ya era hora! Era de las pocas regiones que no teníamos orquesta, ahora tenemos dos y me alegro mucho. Desde que me fui el nivel musical ha aumentado considerablemente. Me alegro que se haya creado esta orquesta y espero que siga recibiendo el apoyo necesario para que vaya siempre creciendo, vaya a más y podamos estar orgullosos de tener una orquesta aragonesa.

-¿Cómo ha visto a los músicos?

-Muy bien, todos los músicos están emocionados por el programa, reaccionan muy bien y hay muy buen nivel.

-¿Y este Auditorio? ¿Se conoce fuera de aquí?

-Me contaron una vez que Zimmermann dijo que era la sala de conciertos donde se había encontrado más a gusto, quien sabe si es un mito pero desde luego yo de lo que he visto por ahí no se puede comparar y ya no solo la sala de conciertos sino de toda la infraestructura con la que cuenta. La acústica aquí es fenomenal.

-¿Había esperado este momento?

-Sí, no te voy a engañar. Estoy no solo contenta sino muy, muy ilusionada. Yo soy de aquí y siempre pensaba ‘a ver si me invitan a dirigir la orquesta, siendo de aquí, tendré alguna posibilidad espero’. Y aquí estoy.