Su voz grave y su gran estatura imponen, pero charla de manera agradable y abierta. Santiago Díaz acaba de presentar su primera novela, Talión (Planeta), un thriller protagonizado por una periodista a la que le quedan pocas semanas de vida y que decide utilizar el tiempo que le queda vengando crímenes terribles, es decir, aplicando su propia y particular ley del talión.

-¿Qué idea le surgió primero, la de una persona que ha de decidir qué hacer con sus últimas semanas de vida o la de una persona que decide tomarse la justicia por su mano?

-La segunda opción. Yo esta idea la tuve hace bastante tiempo en la cabeza pero no encontraba la manera de plasmarla. Entonces fue cuando cree a la protagonista, Marta Aguilera, a la que libré de ataduras para que fuera creíble. Tuve que pensar en qué momento y por qué circunstancias alguien haría esto y deduje que solo sería posible si no tiene consecuencias, es decir, una persona que va a morir y que no tiene familia.

-¿Pretende que la gente empatice con la protagonista o que la condene?

-Que empaticen porque yo soy el primero que lo hace. Sé como escritor y como persona que lo que hace no está bien pero en el momento en el que estamos en una ficción todos queremos que los malos paguen y mueran.

-Usted ha dicho que cree que la sociedad empieza a estar harta de que la justicia no sea tal.

-Así es. En los medios de comunicación vi casos en los que los criminales salían indemnes o pagaban menos de lo que la gente consideraba y que eso generaba mucho rechazo social. La gente está pidiendo más justicia de la que se aplica.

-Pero esta reacción, el ojo por ojo, ¿no nos llevaría a todos al caos?

-Esa es la pregunta que yo lanzo con la novela, si está justificado o no lo que la protagonista hace. Seguramente tú y yo de primeras decimos que no, pero en el momento en el que te adentras en la lectura y empiezas a conocer a los malos y a sus víctimas y sabes que puede haber más muertos inocentes, la duda surge.

-¿Cree que algo así puede llegar a ocurrir?

-Yo no lo deseo, pero la gente está muy harta de conocer casos de asesinos fríos que son verdaderos monstruos y que planifican sus crímenes desde el minuto uno. En caliente, después de leer el libro creo que todos deseamos que ocurriera pero cuando reposamos la idea sabemos que ni podemos pedir eso ni podemos permitirlo. Retrocederíamos 200 años para atrás si pasara.

-Que la protagonista sea una periodista no es una casualidad, ¿no?

-No. He procurado buscar a una mujer que supiera por donde moverse y que estuviera al tanto de las cosas que pasan en la calle y no se sorprendiera de determinadas cosas porque las ha vivido ya y las ha investigado. Hay un momento concreto en el que ella necesita comprar una pistola y sabe donde hacerlo porque tiene contactos.

-Es una novela muy truculenta pero que genera mucha expectación. ¿Nos gusta el morbo?

-Muchísimo, nos va mucho el morbo. Si te fijas los casos más turbios, como el de Gabriel o el de Diana Quer son los más mediáticos y esto pasa porque nos genera mucha curiosidad saber quién es el culpable y el por qué lo ha hecho. De ahí el éxito de la novela negra, porque te metes en la piel del investigador y conoces a las víctimas y sospechosos.

-¿Le ha costado abandonar su faceta de guionista?

-Nada. Me lo he pasado muy bien. Hay muchas diferencias entre escribir guiones y un libro. Para escribir una serie siempre trabajas en grupo y todo lo tienes que consultar. Aquí estás absolutamente solo y eso a veces te genera muchas dudas.

-Además, el presupuesto en una obra literaria es ilimitado.

-Sí, en una serie hay muchas más limitaciones: el presupuesto, los actores, el decorado. Ahora si me ha apetecido hacer una persecución policial por San Sebastián con coches, motos y explosiones he podido hacerlo sin problema.

-Por su forma de escribir resulta muy sencillo imaginarse las escenas en las que trascurren las tramas de Talión.

-Escribo en imágenes, al modo audiovisual. Trato de aprovechar todo el espacio del que dispongo porque en televisión no puedes desperdiciar ni un segundo de imagen sin contar algo que resulte relevante y he procurado trasladar eso a la novela.

-¿Qué haría usted si le quedaran dos meses de vida?

-Tengo familia e hijos así que los pasaría con ellos. Ahora bien, si como a Marta Aguilera, me quitaras todos esos componentes procuraría dejar mi huella, aunque no sé de qué manera. Probablemente no me pondría a matar a gente pero sí que trataría de arreglar las cosas que haya hecho mal.