La reciente celebración de la Feria Nacional de Novela Romántica ha incluido una experiencia singular, un encuentro, la confluencia de dos géneros que gozan de la predilección del público: la novela negra y la novela romántica. Autores y autoras como Olivia Ardey, Julio César Cano, Yolanda Quiralte, Maribel Escrig, Pere Cervantes o Basilio Trilles debatieron, coincidieron, discreparon a propósito de los puntos de unión y las diferencias entre ambos estilos de entender la novela. Sería ése uno de los temas de conversación en la animada gala del evento, presidida por la dinámica alcaldesa de Benicàssim, Susana Marqués, y por la madrina de la feria, la escritora Sarah Lark, y celebrada en una de las románticas villas del Paseo Coloma. La apuesta de Benicàssim por la novela romántica está contribuyendo a dignificar el género y a reforzarlo con nuevas referencias y propuestas.

Coincidí allí con el cirujano vascular y escritor Jorge Molina, otro de los escritores levantinos del grupo Doce plumas negras, que acaba de regresar de Emiratos con una interesante novela bajo el brazo: La navaja de Ockham.

Se trata de un relato-saga, al estilo de Mario Puzo, pero con varias familias trenzadas, en lugar de unos únicos Corleone. Clanes valencianos, los Queralt, los Tarradellas, los Capdevila, los Casals... envueltos en luchas de poder y en cien y una intrigas que desde el primer momento arrastrarán al lector a una aventura caudal, torrencial, con el sello inconfundible de la novela negra a ritmo de thriller.

Suma Jorge Molina entre sus virtudes narrativas una habilidad nata para la construcción de personajes, a los que invita a expresarse, hablar y dialogar con una pasmosa naturalidad, lo que los hace muy creíbles y representativos. Esa solvencia será, entre otros recursos, la que le permite profundizar, por una parte, en el alma humana en su relación con las pasiones del poder, la vanidad y el dominio; y, por otro, presentar a los lectores un vivo y completo retrato social, político, económico y cultural de esa Valencia que el autor conoce como la palma de su mano y que ciertamente le da mucho juego a la hora de utilizarla como escenario de intrigas, desfalcos, persecuciones y crímenes.

Un autor ligado a la tradición de médicos de marcado carácter humanista que encontraron en la novela policíaca una salida a su talento y a sus conocimientos.