A menos de cinco centímetros es su primera novela negra y con ella clausuró el Festival Aragón Negro el pasado lunes, lo que a Marta Robles le hace «mucha ilusión. Es como un regalo».

—Hace solo unos meses que salió a la luz el ensayo ‘Haz lo que temas’ y ahora la novela ‘A menos de cinco centímetros’. No para de publicar.

—La novela la empecé a escribir en diciembre de 2014 y la termine en marzo del 2016, lo que pasa es que tenía el compromiso editorial de Haz lo que temas, y no queríamos que coincidieran.

—¿Cuál le ha costado más?

—Haz lo que temas supuso un desbloqueo y una confesión personal de mi propia inseguridad. El estarlo escribiendo al tiempo que la última parte de A cinco centímetros me vino bien para atreverme a escribir algunos apartados más tórridos y más complicados. Pero desde el punto de vista literario es más complicado construir una arquitectura literaria sólida como la que requiere esta novela.

—¿Se considera una mujer insegura a la hora de escribir?

—En realidad la creación va unida a la inseguridad, es imposible estar creando y no ser inseguro, entre otras cosas porque nadie es lineal en la creación. Se puede ser más o menos correcto, pero ser genial y emocionar, se produce en determinadas circunstancias.

—¿Ahora era el mometo de abordar una novela negra?

—Creo que la novela negra siempre había estado latente en mí. Un acicate fue que me invitaron a participar en una antología pornocriminal, Obscena, y eso me hizo ponerme en funcionamiento y a atreverme de verdad a esta novela.

—A cinco centímetros es cuando mejor se conoce a la gente y cuando más se sufre porque te sientes expuesto.

—Lo vamos a dejar ahí para que cada uno descubra dónde están esos cinco centímetros. Yo creo que cuando más cerca estás de las cosas, mas riesgo corres de todo, de vivir, de sufrir, de amar...

—Es una novela con personajes muy bien definidos, pero todos esconden algo. ¿Por qué esa, no sé si obsesión o fijación, por ese lado oscuro?

—Es uno de los aspectos de denuncia de la novela. En realidad, yo me pongo a mirar la sociedad en la que vivimos y me doy cuenta de que todos escondemos algo. Nuestra sociedad está construida a través de pequeños engaños y, en ocasiones, de grandes engaños. Los hay que forman parte de nuestra vida simplemente para sobrevivir y otros que son deliberados e incluso para perjudicar al contrario. Dentro de cada uno de nosotros hay una parcela de bueno, una de malo, de regular, de alguien duro y una parcela de alguien frágil y por eso quizá no nos atrevemos a mostrarnos porque lo mas difícil es mostrar nuestras vulnerabilidades. Yo como buena insegura, lo sé (risas).

—Hay asesinatos, sexo, campos de concentración, trata de blancas... ¿por qué tantas subtramas para contar una historia?

—Yo lo que hice es crear una serie de personajes y quería que todos ellos tuvieran una vida de verdad. Hay veces que cuando te pones a leer una historia, los personajes no han tenido vida anterior y yo no quería eso. Por eso uno tenía que haber pasado por Auswichtz, otro en la guerra, otro un pasado oscuro aquí, otro allá... Es una novela negra y son vidas más bien oscuras.

—¿No se planteó ningún personaje contrapunto, con una vida simple?

—Hay historias más tremendas que otras, hay grados de oscuridad, pero tengo la sensación de que si me pongo a revisar la vida de cualquiera y te cuenta esos momentos en los que lo ha pasado bien, mal o regular, es posible que encuentre ciertas oscuridades. En realidad todos somos oscuridad y luz y los personajes también.

—Todos tienen un punto en común.

—Exacto, el engaño, por eso digo que es una novela de engaños, grandes y pequeños... todos tienen su diario íntimo.

—¿Qué personaje le ha costado más crear?

—Me lo he pasado muy bien con todos, pero me ha costado delimitar muy bien a Roures; y también darle la vida que yo quería a Misia, porque es un personaje muy sólido, que vertebra toda la novela y al que se va descubriendo página a página. Tiene determinadas características que hace que se vea bastante bien la sociedad en la que vivimos y a mí eso me importaba mucho, no dejarme llevar por querer salvarla o condenarla, sino que fuera ese personaje que reflejara ese mundo en el que vivimos… aunque tenga unos enigmáticos ojos color violeta que (risas) creo que hay muy pocos.

—¿Qué importancia tienen en la novela la música y la literatura?

—La música es una tabla de salvación para Roures. Y la literatura exactamente lo mismo. Para todos los personajes, la lectura es básica y fundamental.

—¿Roures tendrá continuación?

—Ya tiene una nueva novela. Estamos en una nueva aventura suya, pero además de una secuelam también tengo en la cabeza hacer una precuela, por lo que hay Roures para rato.