El Ayuntamiento de Zaragoza presentó ayer un nuevo catálogo del Museo Pablo Gargallo (446 páginas y con ilustraciones y fichas de las obras), que completa y actualiza las ediciones que en los años 1988 y 1994 realizara el mismo autor, Rafael Ordóñez Fernández, especialista en la obra del escultor maellano fallecido en 1934.

La teniente de alcalde de Cultura, Rosa Borraz, se refirió ayer a Gargallo como "nuestro artista más internacional después de Goya" y a su museo como "el que tiene más potencial de la ciudad". Se trata del único en el mundo dedicado íntegramente a este artista, instalado en el antiguo palacio de los condes de Argillo desde el año 1982.

Rafael Ordóñez Fernández, que acaba de coordinar la exposición antológica sobre Pablo Gargallo en el IVAM de Valencia, con parte de los fondos del museo zaragozano, manifestó ayer que este nuevo catálogo mantiene los planteamientos historiográficos y técnicos de los anteriores, pero incorpora novedades "porque desde 1994 han ocurrido muchas cosas con la difusión y el conocimiento de su obra".

Ordóñez Fernández explicó que durante los primeros años 60 del pasado siglo Pablo Gargallo pasó casi inadvertido, pese a haber sido célebre en vida, desde que a finales del siglo XIX realizara sus primeras exposiciones en París. En estos últimos diez años la obra de Pablo Gargallo ha estado presente en más de un centenar de exposiciones colectivas y ha tenido 22 muestras individuales, "las mismas --explicó Ordóñez--que en los 40 años anteriores, lo que indica que se le va valorando cada vez más y se conocen más detalles sobre el artista".

El edificio del museo de Zaragoza se amplió y se renovaron aspectos museográficos en la colección: "Han entrado 33 obras nuevas que representan una quinta parte del total de 170 piezas", señaló el autor del catálogo. Por primera vez aparecen obras de orfebrería y se sabe que las dos máscaras del drama y la tragedia son dos versiones de la misma escultura.

También aparecen obras del Gargallo medallista de principios del siglo XX y de una extensa colección de dibujos, algunos realizados en las dos caras del mismo soporte. Las fichas del catálogo relacionan unas obras con otras. Se ha agrandado no sólo la información sobre el museo, sino sobre el propio artista.

Rafael Ordóñez explicó cómo Gargallo se convirtió en una figura fundamental en la escultura del siglo XX y fue el primero en utilizar el proceso de eliminación de materia y de volúmenes desde 1907 "en un concepto nuevo de la escultura, siguiendo un sistema lento y reflexivo, que pasan por suprimir masa para ir dejando al descubierto la estructura de líneas básicas de la figura y al final construir el vacío e incorporar la luz de otra forma".

El Gran Profeta de 1933 es un ejemplo de esta novedad "muy difícilmente imitable", aunque lo han seguido después muchos artistas, incluso abstractos, que siguen a Julio González, un deudor de Gargallo, con quien trabajó en los años 20. David Smith, Henri Moore, Martín Chirino o César son algunos de los escultores contempiráneos en los que se evidencian influencias del escultor maellano, según explicó Ordóñez.