La próxima edición del diccionario de la lengua, vigésimo cuarta de la historia y que ya ha comenzado con la preparación de su planta, tendrá una concepción plena y prioritariamente digital sin menoscabo de su edición impresa, que será posterior y no al revés como se hacía hasta ahora.

«Ha llegado la hora de cambiar el orden de los factores: primero haremos el diccionario digital y luego los libros», anunció ayer en Valladolid el director de la Real Academia de la Lengua (RAE), Darío Villanueva.

Más de 801 millones de visitas durante el año 2016 al libro de referencia de la lengua hispana avalan este cambio de rumbo que Darío Villanueva, durante la firma, ayer, de un protocolo con la consejera de Cultura y Turismo de Castilla y León, María Josefa García Cirac, sustentó en la era de las nuevas tecnologías.

«Nunca antes el diccionario ha ejercido una influencia tan grande en el uso del español como hasta ahora», matizó Darío Villanueva después de analizar esa cifra de consultas virtuales a través de la web de la RAE.

Las veintitrés academias de la lengua española (incluidos Estados Unidos, Islas Filipinas y Guinea Ecuatorial), desempeñarán «el lugar que le corresponden» en la gestación del nuevo diccionario cuyos primeros pasos comenzarán en Burgos, del 15 al 17 de marzo, durante una reunión de la comisión interacadémica, objeto del protocolo rubricado ayer.

«Será el primero para los nativos digitales, para los nacidos durante la burbuja digital, y servirá para confirmar el carácter panhispánico de todas nuestras actuaciones”, precisó Villanueva.

Para el director de la RAE, internet ofrece «una oportunidad magnífica en esta tarea tan fascinante para que el castellano sea el idioma oficial en muchos países».