Todo empezó con una botella de vino todavía sin abrir. Hace tres años, Ramón Chao, periodista y escritor, ofreció a su hijo Manu una pequeña botella cuya etiqueta había sido diseñada por un amigo suyo, Wozniak. Los dos artistas no se conocían. Pero se estableció el contacto.

Verano del 2002. Los protagonistas cenan en el pueblo de Ramón Chao, en Galicia, en casa de Josefa, la vecina. La conversación se desarrolla a buen ritmo y, sin que nadie tenga aún conciencia de ello, se está iniciando una colaboración. Uno escribe, toca, canta y compone. El otro, dibuja y colorea. Esencialmente, ambos están en la misma onda, artística y humana.

Un año más tarde, los compinches empiezan su proyecto en París. Una docena de horas de trabajo diarios, en general por la noche: vino tinto y porros incluidos. Una emulación creativa a veces difícil de canalizar. El público juzgará por sí mismo. El jueves saldrá a los quioscos una versión corta del libro-disco Sibérie m´était contéee , 48 páginas cosidas con grapas, más un CD con seis canciones inéditas. Luego, en noviembre, aparecerá el producto acabado en las librerías, 132 páginas y un disco con 23 canciones.

4 de septiembre del 2004. Manu Chao escribe en la web: "Hoy es sábado. Hemos acabado. El CD sale para la fábrica el lunes". Tres días después, Chao y Wozniak se reúnen para rematar un proyecto eminentemente empírico y artesanal, que contrasta con el renombre de sus creadores. Actividad del momento: seleccionar las fotos destinadas a los medios de comunicación.

Manu Chao viste pantalón de faena y sandalias, su torso desnudo deja al descubierto una serie de tatuajes que adornan un cuerpo de cuarentón pero con líneas todavía adolescentes. La mirada de Wozniak, tras unas gafas con montura, es maliciosa. Cuando habla, su acento es tan cerrado que nadie diría que vive en Francia desde hace más de 20 años. Refugiado político polaco, entró en Le canard encha®né "después de Chernobyl". Ha trabajado también Libération y Playboy .

Como fondo sonoro desfilan las 23 canciones de Manu Chao. Collages , guiños, reminiscencias, hallazgos, autocitaciones... Todo se imbrica en este músico, pionero de la escena del rock alternativo francés desde mediados de los 80, convertido en parangón de una sonoridad mundial abierta a los cuatro vientos.

ALEGRIA Y ODIO

Wozniak, por su parte, esparce sus dibujos. Humanos y animales entremezclados en un universo principalmente urbano que concilia la ternura y la ironía, la angustia y la inocencia. Unos pingüinos en fila india pisan los talones a Don Quijote y Sancho Panza. Unas mamás pasean a sus hijos por la ciudad. Escenas de atascos, panteones funerarios, alborozo africano..."De la alegría al odio, me he permitido tomar todas las direcciones con una libertad infinita".

Teniendo en cuenta la popularidad del cantante, el público percibirá Sibérie m´était contéee como un nuevo disco de Manu Chao acompañado de un libro, mientras que se trata precisamente de lo contrario. Un proyecto en papel al que, durante el otoño del 2003, se le ha añadido un acompañamiento musical.

Manu Chao y Wozniak preconizan el "hecho a mano, en casa". Para la maquetación del trabajo "nos han aconsejado unos amigos que tienen una productora. Pero esto no impide que nos equivoquemos y que nos tomen por novatos".

Por supuesto, la música está hecha con bricolaje. Manu Chao pasó seis meses en un estudio de París mezclando por la noche, en un alegre y gran desorden. La bolsa de la ropa abierta, un colchón y un plumón para tumbarse. Siguiendo la misma norma de conducta, la presentación también responde más a lo afectivo y lo intuitivo que a un business plan . ¿Por qué, por ejemplo, presentar primero el trabajo en una versión corta que se venda en los quioscos? "Porque lo encuentro romántico, vinculado al café de la mañana, en un bar, con el periódico recién comprado", dice el cantante.

Manu Chao, que de forma oficial vive aún en Barcelona aunque pasa últimamente más tiempo en París, acaba de dar un portazo a su discográfica, Virgin Records. "Vivimos un inmenso periodo de transición y la batalla está perdida por lo que respecta a vender la música como antes. La industria llora, pero han sucedido cosas mucho peores en la siderurgia, por ejemplo. Ahora se despide abusivamente sólo porque los beneficios son menos cuantiosos. Las grandes firmas reaccionan con pánico y, una vez más, es el underground el que se mueve y tiene las ideas".

Manu Chao refuta cualquier teoría manipuladora. "Me preocupa mucho menos no tener discográfica que no tener un CD en perspectiva. Este proyecto de ahora ha sido concebido de manera pasional, no está sujeta a ninguna reflexión comercial. Ha sido fruto del placer de un encuentro que ha desembocado en algo que crece sin parar".

A su alumbramiento comercial, a principios de noviembre, el más ilustre de ambos padres podría incluso no asistir. "El 1 de octubre recupero mi libertad. Es pura higiene de vida, indispensable, vertiginosa: cada seis meses tengo necesidad de saber que no me espera ninguna obligación. Voy a moverme, eso seguro. Tocar, escribir, viajar en cualquier caso, puesto que la puerta de salida no está lejos".

G Libération