Durante siglos, los judíos convivieron con cristianos y musulmanes en tierras aragonesas, compartiendo y manteniendo intactas sus raíces, sus creencias y su estilo de vida. La expulsión de este pueblo en 1492 no acabó con su presencia en nuestro territorio, pues su huella quedó patente en los apellidos de los convertidos, en su legado cultural y en el urbanismo, con sus barrios o juderías perfectamente delimitados y hoy claramente localizadas hasta el punto de ser espacios emblemáticos de numerosas localidades.

Nuria Asín realiza un recorrido histórico por las aljamas judías de la provincia de Zaragoza en Juderías, la huella del pueblo elegido, un libro que se entrega de forma gratuita con EL PERIÓDICO DE ARAGÓN mañana domingo. La obra supone la cuarta y última entrega de una colección dedicada a difundir el importantísimo legado cultural y patrimonial de la provincia; una colección que comenzó con el tomo dedicado a la catedral de Tarazona y se ha completado con los referentes a los monasterios y al arte mudéjar.

Nuria Asín repasa la incidencia de este pueblo en Aragón desde su llegada, en el siglo I d. C., a los avatares sufridos en las etapas que vivieron bajo el dominio musulmán y la época con los cristianos, hasta su expulsión por los Reyes Católicos. La autora recuerda la convivencia pacífica entre las tres religiones, que se manifestaba en la construcción de edificios públicos, como las sinagogas, así como el pujante comercio del país, que nació amparado por los judíos. Pero también las épocas convulsas en las que, precisamente por su influencia, llevaron a su expulsión o a convertirse al cristianismo.

El tomo se completa con un recorrido pormenorizado por todas las aljamas de la provincia, desde la de Zaragoza a las de Tarazona, Calatayud, Borja, Biel, Uncastillo, El Frago, Sos, Cariñena... que siguen conservando casi intacta su fisonomía medieval y parecen devolvernos aquellos tiempos en los que fueron espacios de convivencia, trabajo y fe.