Durante los años más duros de la crisis económica, el sector del libro en España perdió 1.000 millones de euros de facturación: de los 3.185 millones del 2008, el año en que tocó techo, a los 2.181 millones del 2013, el ejercicio en el que tocó fondo. Un 30% se evaporó, según las cifras que maneja la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), que ha presentado esta semana su informe anual, elaborado en base a los resultados del 2016. Según el Informe del Comercio Interior de la FGEE, en el 2013 se inició una «tímida» recuperación, que llevó en el 2016 a un incremento del 2,6% del mercado por tercer año consecutivo, hasta alcanzar los 2.317 millones de euros en libros vendidos. Es decir, de esos 1.000 millones perdidos solo se ha logrado recuperar en los últimos tres años 130.

En precios constantes, descontando el efecto de la inflación, el descenso se acercaría al 40% que suelen citar la mayoría de las fuentes del sector: tomando como índice (100) los resultados del 2006, en el 2008 la tasa de variación de los resultados del sector era de 105,7; en el 2013, de 62,4, y finalmente en el 2016, de 65,9.

CAMBIOS EN EL REPARTO

Pero el impacto brutal de la crisis sobre el sector del libro (de consumo, de lectura, de formato) no solo ha reducido su tamaño. Ha cambiado también su composición, con unas transformaciones que no recoge el estudio de los editores pero que hemos construido a partir de datos de la empresa especialista en análisis de mercado Nielsen: en base a ellos hemos dibujado el reparto del mercado editorial en el escenario previo a la crisis (con los datos del 2008) y el resultante después de cinco años de caída y tres de control de daños (con las cifras del 2016, pero sumando ya el efecto de las concentraciones editoriales producidas durante 2016 y 2017, como la culminación del control de Anagrama por Feltrinelli y más recientemente la compra de Ediciones B por Penguin Random House.

Durante este periodo, se ha producido un proceso de concentración editorial, con un crecimiento de la cuota de mercado de los dos grandes grupos editoriales con sede en España, Planeta y Penguin Random House, que han absorbido editoriales de tamaño medio (Tusquets y Grup 62, el primero; la división literaria de Santillana y Ediciones B, el segundo). Consecuentemente, la suma de los dos grupos ha pasado del 22,7% del mercado en el 2008 (sin contabilizar Grup 62, del que entonces Planeta todavía no tenía participación mayoritaria) al 32,1% en la actualidad.

Un porcentaje que, sin embargo, se aleja de la imagen generalizada de duopolio en el sector debido a la cuota de mercado del libro de texto (41% del total), sector del que están ausentes los dos grandes grupos y que controlan los tres siguientes grandes del mercado español, es decir, Hachette (propietario de Anaya, Bruño y Salvat), SM y Santillana.

Sin embargo, si se excluye el libro de texto, las cuotas de mercado de los dos grandes serían notablemente mayores: habrían pasado del 27,3% del mercado en 2008 al 40,4% en la actualidad. Este crecimiento no se habría producido en detrimento de las pequeñas editoriales, que, más bien al contrario, habrían aumentado su peso en el mercado, sino de las editoriales medias: las ventas de las 24 editoriales que en el 2008 facturaban más de tres millones de euros sumaban el 20,58% del total del sector, y han pasado a controlar solo el 12,57%. Y si entonces 12 grupos editoriales tenían una cuota de mercado de al menos el 1%, al cabo de ocho años se han reducido a 9: Planeta, Penguin Random House, RBA, Salamandra y cinco grupos editores de libros de texto.

‘E-BOOK’ Y DE BOLSILLO

En las cifras del 2016, estas de nuevo procedentes del informe del 2016 eleborado por la Federación de Gremios de Editores de España, destaca el estancamiento del libro en formato electrónico, que solo crece el 1,5% con respecto al año anterior, con una facturación de 117 millones de euros, es decir, apenas el 5% del mercado. El crecimiento contrasta con los descensos que ha experimentado el e-book en mercados fuertes como el Reino Unido y Estados Unidos, aunque allí el reflujo solo se ha producido después de haber alcanzado en torno al 25% del mercado editorial. Al mismo tiempo, el libro de bolsillo, el más afectado por el libro digital, continúa perdiendo ventas de forma constante: de los 25,7 millones de ejemplares vendidos en el 2011 se ha pasó a los 11,5 millones en el 2016.