El Casco Histórico de Huesca recuperará mañana su aspecto habitual, ya que hoy concluye la quinta edición de Okuparte , una iniciativa que en el último mes ha conseguido transformar la fisonomía urbana del centro de la ciudad merced a la okupación de espacios fuera de uso.

El arte actual ha desdibujado los límites entre el formato y la virtualidad, entre la obra y la acción, entre lo hecho y lo pensado, una reflexión que comparten muchos de los 50 artistas que participan en los 36 proyectos de la presente edición de Okuparte , que, más que nunca, ha ampliado sus fronteras geográficas: rumanos, franceses, italianos, alemanes o mexicanos participan en esta ocasión junto con los artistas oscenses, aragoneses y españoles.

Los organizadores afirman que arte y ciudad es el binomio que maneja este festival de arte vivo desde sus inicios, una iniciativa del Area de Cultura del Ayuntamiento de Huesca que "consigue crear, al menos, la ilusión de encontrarnos ante una ciudad nueva, una ciudad viva, emergente, llena de ideas y de significados poéticos".

Entre los participantes se encuentra el colectivo Los Lunes a la Una , que han propuesto diversas acciones que trastocan el discurrir de la vida cotidiana y consiguen desconcertar al espectador. Severine Hubard, en el Seminario, ha construido un laberinto oscuro que conduce a la luz de las montañas de Huesca. El rumano Dan Piersinaru ha ofrecido una estimulante selección del vídeo-arte de su país, también en el Seminario, mientras que la italiana Rita Casdia ha reproducido su intimidad de sus días en la ciudad. Elisa Conte reproduce la cotidianeidad de una habitación de estudiante. Ignacio Sauras y Javier Ramírez oponen o complementan, según se mire, el universo pictórico a las fotografías de los paisajes urbanos.

María José Povar muestra dos miradas contrapuestas, la de la abundancia y la de la miseria, en una instalación de fuerte impacto emocional y Nacho Torra ha creado un impactante autorretrato fragmentado, con guiños a Kerouac.