A pesar de lo que cuenta el dicho popular, una imagen no vale más de mil palabras o, por lo menos, eso es lo que asegura José María Díaz-Maroto, uno de los responsables de que el libro 50 fotografías con historia haya visto la luz. En este nuevo recopilatorio aparecen 50 fotografías de 50 autores diferentes cuyo mérito no fue la trascendencia histórica que alcanzaron, sino la anécdota que se esconde detrás de cada una de las imágenes. En la presentación, que tuvo lugar en la librería Cálamo de Zaragoza, estuvo presente, además de Díaz-Maroto, Gonzalo Revidiego, coordinador editorial, y Rafael Navarro, uno de los dos autores aragoneses que aparece en el libro. El otro es Gervasio Sánchez.

«No es un libro de fotografía para fotógrafos, no pretendemos sentar cátedra ni son las 50 mejores fotos de la historia, son fotografías que esconden tras de sí anécdotas que no son conocidas, por eso una imagen no vale más de mil palabras, porque muchas esconden relatos detrás», comentó Díaz-Maroto. Este es pues uno de los aspectos destacan de este libro, y es que cada una de las imágenes que aparecen vienen acompañadas de textos, detalles de la obra de los autores, los negativos de las fotografías originales, hojas de contacto y publicaciones que en su época se hicieron eco de los sucesos que retratan estas imágenes.

Según Revidiego, estas instantáneas seleccionadas «sirven como pretexto para poder hacer un repaso por la historia de la fotografía en España y poner en valor la obra de los fotógrafos». «No solo nos remitimos a la anécdota, nuestra intención es también divulgar y enseñar. Cualquier persona con interés en la historia y en la fotografía puede encontrar aquí ingredientes suficientes para aprender», añadió.

Entre las imágenes y los autores presentes, que van desde 1935 hasta la actualidad y desde lo icónico de algunas fotografías hasta lo más desconocido, Rafael Navarro aparece representado por uno de sus trabajos de la serie Díptico, lo que supone tan solo «un dos por ciento del total del libro», dijo el autor. Tal y como relató el aragonés, aquel trabajo fue un «parto duro». Las dos imágenes que conforman el conjunto representan a un mismo árbol en estaciones diferentes; uno frondoso y espléndido, representando la vida; y otro desnudo y lúgubre, es decir, la muerte.

Gervasio Sánchez aporta una imagen de la serie Vidas minados. Ouka Leele, Ramón Masats, Enrique Meneses o Agustí Centelles son otros de los artistas que aparecen en las páginas de este relato, en cuyas imágenes se pueden contemplar desde sacerdotes jugando al fútbol hasta a Manuel Fraga sujetando un panfleto del PSOE. Ahora, estas historias quedan al descubierto para todos aquellos que quieran saber qué se esconde detrás de cada foto.