Dividieron un lienzo en ocho cuadrantes y a cada uno le correspondió uno de ellos para pintar de forma independiente y sin bocetos previos. Una vez terminado, se reunieron para dar los últimos retoques al mismo y pusieron el punto y final a Desde la Torre Nueva. Los ocho cogieron el cuadro y atravesaron la calle Don Jaime para pararse en el Monumento a Goya a modo de ritual hasta llegar a la Lonja, sede de la VI Bienal de Zaragoza a la que presentaban este trabajo. Fue la única obra conjunta de Natalio Bayo, José Luis Cano, José Luis Lasala, Pascual Blanco, Vicente Dolader, Antonio Fortún, José Ignacio Baqué y Pedro Giralt, o lo que es lo mismo, del grupo Azuda 40 al que el Paraninfo le dedica una exposición monográfica donde se puede contemplar este cuadro. Una muestra que presentaron ayer la vicerrectora de Cultura de la Universidad de Zaragoza, Yolanda Polo; la comisaria, Lola Durán; y cuatro de los artistas (Bayo, Cano, Lasala y Dolader) de aquel grupo que nació en 1972 y se disolvió en 1975.

GALERÍA ATENAS

No lograron ganar la bienal con ese cuadro pero sí una mención de honor ya que Pablo Serrano, miembro del jurado, insistió en ello. El grupo, cuya primera presentación pública fue en diciembre de 1972 en la galería Atenas donde junto a sus obras aparece una serie de ocho poemas del grupo Niké, nace, de la mano de Federico Torralba, «con la idea de integrar las diferentes artes, aumentar la difusión del arte y dar a conocer el arte aragonés fuera de los límites autonómicos», señaló Durán que destacó su exposición en la Lonja en el año 1973: «Fue un hito que el arte digamos experimental ocupara un espacio reservado entonces solo para los grandes nombres y para la elección de las reinas de las fiestas».

La exposición, que se inaugura esta tarde en las salas Goya y Saura del Paraninfo, está compuesta por 70 obras que parten de diferentes planteamientos artísticos: «Hay que situarlo en el contexto, eran los años 72 y 73, los últimos años de la dictadura en los que empezaba a haber ya una cierta industrialización en las ciudades y alguna renovación y agitación cultural pero estas obras, que ahora quizá nos parezcan normales, eran muy atrevidas y revolucionarias para la época», indicó Durán. «Pensamos que entre todos tendríamos más trascendencia de cara al público y de hecho tuvimos más posibilidades», afirmó Bayo sobre la creación de un grupo que surgió, apuntó Dolader, «cuando en Zaragoza no había nada, la cultura estaba muerta y con Azuda 40 se abrieron puertas que cada uno de nosotros aprovechó como pudimos». Fue Torralba, explicó Lasala, «el que enlazó los cables y nos unió y nos hizo ver que la posibilidad estaba en el grupo».

Una reunión que recordó también José Luis Cano: «Es insólito que ahora hablan en Arco de acercar el arte a la calle y a la sociedad que era ya lo que pretendíamos nosotros. 45 años después no hemos resuelto el conflicto. Es como cuando nosotros hablábamos de democratizar el arte desde el Golden, el sitio más pijo de la ciudad», bromeó en su intervención Cano.

En la exposición se pueden contemplar obras de cada uno de los ocho artistas, además de Desde la Torre Nueva, así como los trabajos de esa presentación en la galería Atenas, una cronología del grupo y una vitrina con material cedido por la Fundación Torralba-Fortún que incluye documentos sobre el propio grupo Azuda 40.

En octubre de 1974, diferencias de criterio en torno a la creación artística, unidas a la pérdida del entusiasmo inicial, lleva a que Dolader, Baqué, Giralt y Cano abandonen el grupo que se despide, ya con solo cuatro componentes, con una exposición en La Lonja que concluye el 27 de diciembre de 1975. «Fortún señaló en sus memorias que, en realidad, a ninguno le interesaba el arte que pudiera hacer ninguno de los otros», concluyó Lola Durán.