Descubrir el arte público firmado por mujeres que se exhibe en las calles de Zaragoza (y que muchas veces pasa desapercibido), saber un poco más de la historia de los escritores en sus lugares recónditos o incluso las plazas y calles de la ciudad que tienen relación con la música. Es algo que, no nos engañemos, se podría hacer paseando por la calle (cuando estaba permitido) pero que quizá muchos no hayan hechos sepultados por las prisas del día a día. Así que ya que dicen que las crisis no son más que periodos de oportunidades, nada como tener más tiempo para redescubrir su ciudad aunque tengas que hacerlo de manera virtual. Esa es la opción que propone el Ayuntamiento de Zaragoza desde su propia web donde hay hasta once itinerarios que invitan a conocer un poco más del arte público (cuya presencia sirve de referente visual de ese entorno, de todo un barrio, y en algunos casos llega a asociarse mentalmente por propios y foráneos con la imagen emblemática de toda la ciudad) de la capital aragonesa.

Uno de los itinerarios que más está llamando la atención es el de las mujeres artistas por todo lo que conlleva y por lo que supone de justicia social ya que que muchas de sus obras han quedado a lo largo de la historia sepultadas, o al menos su autoría, mucha veces atribuidas a hombres. Como se indica en la guía digital, «hasta el siglo XIX la mayoría de ellas eran excluidas de las academias o tenían prohibida su asistencia a las clases».

La ruta comienza en Las Fuentes, un barrio que pese a su nombre carecía de fuentes ornamentales hasta que en 1980 la escultora catalana Luisa Granero realizó Las aguadoras, ubicada en la avenida de Compromiso de Caspe. El paseo continúa por el Casco Histórico, donde se concentra el mayor número de calles dedicadas a mujeres ilustres, y de obras de autoría femenina.

El mural que recuerda la antigua Puerta de Valencia realizado por la grabadora especializada en la xilografía japonesa Fabiola Gil, junto a la iglesia de la Magdalena; la escultura de bronce Tres bustos sin nombre en la plaza Santa Marta, obra de la artista estadounidense Lennie Bell o el monumento a Lorenzo Pardo y Fuentes realizado por la escultora zaragozana Dolores Franco y ubicado junto a la Lonja son sólo algunos de los muchos ejemplos que se encuentran en el centro de la ciudad. El itinerario sigue por las riberas del Ebro, desde la Oreja parlante de Eva Lootz, en la margen derecha entre el Puente de la Unión y el Azud, hasta el pabellón puente de la arquitecta angloiraquí Zaha Hadid, ambas encargadas durante la Exposición Internacional de 2008.

Pero el ayuntamiento, desde su web, como decíamos ofrece muchos más itinerarios. Para aquellos que quieran adentrarse en las plazas del Casco Viejo o conocer los escritores vinculados a la ciudad, pueden optar por uno de esos recorridos. El dedicado a las letras vuelve al siglo XIX y XX cuando en Zaragoza, al igual que en el resto de ciudades europeas, proliferaron monumentos a genios literarios nacionales y locales junto a las bibliotecas, teatros, academias o universidades. Esta ruta por el arte urbano de la ciudad se completa con otras propuestas vinculadas a la música y la danza; los animales y las plantas; las orillas del Ebro; los monumentos a Los Sitios; el parque Grande o el cementerio de Torrero para que los usuarios puedan elegir.

En definitiva, un catálogo que ofrece los monumentos, esculturas y vestigios históricos monumentalizados que se elevan exentos en los espacios zaragozanos al aire libre de acceso público, así como una amplia selección de ejemplos escultóricos, pictóricos, cerámicos o de cualquier técnica en artes plásticas adosados a muros u otros soportes visibles desde el espacio público.

Algo que da lugar a itinerarios virtuales que permiten conocer una Zaragoza que quizá para muchos era desconocida en el sentido de que estaba ahí pero pasaba desapercibida por el ajetreo diario. El reposo (impuesto, en este caso) es un buen momento para redisfrutar de la capital aragonesa.