"Pon todo lo que eres en lo mínimo que hagas". Tras recordar esta máxima de Pessoa al comienzo del día, mi amigo Ramón Acín comparte la terrible noticia del fallecimiento de José María Latorre. El escritor y crítico de cine zaragozano afincado en Barcelona ponía "todo de él", de su alma y preocupación, en cada proyecto que realizaba. Cultivado en las artes y en sus noblezas, imprimía en sus obras, ficciones y críticas, la marca de quien siente pasión por el estilo y coherencia ante el ejercicio profesional de la cultura.

"Cuando era niño escribía cuentos: la mía ha sido una cuestión de amor a la literatura. No la elegí, mi sensación es que, si se me permite la pedantería, fui elegido por ella", afirmaba sincero. Latorre escribió con hondura y maestría medio centenar de novelas, así como diversos ensayos, cuentos, incluso guiones para televisión.

Latorre visitaba Aragón, especialmente sus centros educativos, donde desde Invitación a la Lectura compartía entusiasmos con adolescentes descubridores de aventuras y letras, y participaba en cursos de Invitación al Cine para docentes, ayudando a estimular la mirada y el espíritu crítico ante la pedagogía de la imagen. Fue Jurado en varias ediciones del Premio Ciudad de Barbastro, y animó iniciativas como la revista La Duda, en uno de los momentos más activos de Prames, sello que alumbró El Año de la Celebración de la Carne, obra visionaria y moral ante la realidad social que luego fue mostrada en subproductos televisivos como Gran Hermano.

Con José María tuve la suerte de editar diversos ensayos cinematográficos, así como la novela Los jardines de Beatriz, fiel a la cita de Michel Tournier "cuanto más avanzamos en el tiempo, más cerca de nosotros se halla el pasado". Hace diecinueve años ya Latorre formó parte del primer jurado del Festival de Cine de Zaragoza, certamen en el que con olfato dio primer premio a un cortometraje de Jaume Balagueró. Experto en el género del terror y sus atmósferas, Latorre admiraba a Peter Cushing, "el mejor caballero que paseó por delante de la cámara por los terrenos del fantástico". Lo mismo podemos decir de él, entre papeles, teclados y charlas, entre amistades y máximas. Descanse en paz un grande y un honesto de la cultura, José María Latorre.