En 1995, tras quedar disuelta la Fundación Pablo Serrano, que no después de pocos avatares había conseguido levantar un museo con el nombre del escultor de Crivillén, el centro pasó por completo a ser propiedad del Gobierno de Aragón y a denominarse IAACC Pablo Serrano, siglas que respondían a Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos. La nueva designación, y sobre todo la ampliación del edificio en el 2011, abrió una nueva dimensión en las posibilidades del antiguo museo, que pasó a convertirse en un centro dinámico en el que caben todo tipo de manifestaciones culturales más allá de la plástica. Un planteamiento que, en el fondo, como explica su director, Julio Ramón, «está en el propio espíritu de Pablo Serrano, pues su inquietud siempre te lleva a otras manifestaciones artísticas».

Julio Ramón, eso sí, tiene claro que el IAACC es, ante todo, «un museo, un museo con la figura y la obra de Pablo Serrano como gran referente, pues no se debe olvidar de dónde surge, de una fundación y de la colección que donó el artista». Un referente que, según apunta el director, impregna todo el concepto del proyecto por la forma de entender el arte y la cultura que tenía el escultor, «pues ya manifestó que debía ser un museo abierto a los creadores y a la juventud y un espacio de aprendizaje. Así, que dar cabida a los nuevos artistas o ir rompiendo los compartimentos estancos para fomentar el diálogo entre distintas disciplinas es algo que está presente en el origen del propio museo».

Así, la sala 03, suele acoger exposiciones de artistas aragoneses emergentes «u otros ya más consolidados pero que tienen cosas que aportar». Pero también ha sido escenario de desfiles de moda y exposiciones de diseñadores como Balenciaga, presentaciones de discos o libros, obras de teatro, exposiciones de los grandes de la ópera aragonesa como Pilar Lorengar y Miguel Fleta. Hoy se expone Elementos para un discurso, de Antonio Fernández Alvira, mientras que en la planta tercera Teresa Ramón muestra La jaula se ha vuelto pájaro. Ambas concluyen a finales de marzo.

En la azotea se celebran ciclos de conciertos de música y el centro es también sede de la compañía aragonesa de danza que forman LaMov y Miguel Ángel Berna. De hecho, los jueves hay ensayos abiertos al público de ambas compañías alternativamente cada semana.

Además, también en la línea de Pablo Serrano de educar con la cultura, se organizan talleres para escolares y para familias, visitas guiadas con los autores que exponen e incluso, este año se ha embarcado en un proyecto innovador con el Colegio Público Camón Aznar denominado La música y la danza a través del arte, en la que es el personal del propio museo el que va a las aulas

SERRANO Y MÁS / La muestra permanente de la obra de Pablo Serrano ocupa la sala 2, y a través de sus series principales recorre toda la trayectoria creativa del escultor desde 1957, cuando fija su residencia en España tras su estancia iberoamericana y presenta sus Hierros, hasta las últimas producciones que concluyen en 1985 con La Guitarra y el cubismo. Esta exposición permanente está acompañada en la sala 1 por la muestra temporal Pablo Serrano, retratista retratado, que plantea una doble mirada en torno al escultor, tomando el género del retrato como eje central. Por un lado, los que el realizó a numerosas personalidades; por el otro, cómo lo vieron a él. Esta muestra también concluirá en los próximos meses y será reemplazada por otra estructurada en base a otros aspectos o temáticas relacionados con la obra el autor.

Pero más allá de Pablo Serrano, el IAACC es también el gran centro de arte contemporáneo de Aragón, pues posee un importante fondo procedente de varias colecciones. Entre ellas destacan la colección del Gobierno de Aragón, ya que el centro es de propiedad autonómica («y que cuenta con obras de autores contemporáneos aragoneses como Broto, Viola, Orús, Natalio Bayo, Teresa Ramón, Julia Dorado, Jorge Gay, Paco Simón...» cuenta Julio Ramón), otra vinculada a Pablo Serrano como es la de su mujer Juana Francés, la colección que donó Román Escolano, donaciones también que hicieron Santiago Lagunas y Salvador Victoria, distintas compras y aportaciones puntuales de artistas y la colección Circa XX, que adquirió el Gobierno de Aragón a Pilar Citoler en 2013 con gran polémica tanto por lo que se gastó en ella, un millón y medio de euros, como por las quejas de la oposición y el desacuerdo de la familia de Pablo Serrano con la compra.

Sin embago, esta colección, de la que en estos momentos no se expone al público ninguna pieza precisamente por la propia dimánica del centro, enriqueció los fondos con 1.200 obras de pintura, escultura, fotografía y vídeo de un centenar de artistas, entre ellos Picasso, Miró, Tàpies, Chillida, Barceló o Le Corbusier. «Esta colección aportó obras que no teníamos hasta ese momento; durante un tiempo se mostró en las salas de una forma más especial desde distintas perspectivas y también ha ido itinerando. Ahora, con todos los fondos que tenemos, estamos trabajando en un nuevo discurso expositivo que hable del arte contemporáneo aragonés para poder mostrar de distintas formas el patrimonio que tenemos. La colección Citoler nos ayudará a enriquecer, contextualizar y articular ese discurso contemporáneo. Es el proyecto en el que ahora estamos trabajando. El director general de Cultura, Víctor Lucea, ya lo anunció en Cortes y esperamos poder plasmarlo más pronto que tarde, aunque posiblemente no será hasta el 2021», señala el director.

«Este cambio de tendencia para dar más presencia a la colección permanente no quita para que las líneas expositivas de las temporales se sigan manteniendo, tanto con los premios Aragón Goya como con el apoyo a jóvenes que empiezan o a otros aragoneses en activo, sin renunciar a referencias nacionales e internacionales para enriquecer el diálogo con nuestras colecciones», concluye Julio Ramón, convencido de que el IAACC lo tiene todo para convertirse en el gran centro de arte contemporáneo que Aragón necesita.