En No derrames tus lágrimas por nadie que viva en estas calles, Patricio Pron (Rosario, 1975) cuenta cómo el arte se convirtió en política y cómo esta se transformó en crimen, comenzando en un Congreso de Escritores Fascistas en 1975. Pron presentó ayer su novela en la librería Cálamo.

--Cómo surge la idea de comenzar la novela con un Congreso Fascista?--De interés por los escritores futuristas, sobre todo porque me daba la impresión de que estos escritores futuristas fueron la primera vanguardia que más lejos llegó en el proyecto vanguardista que es fundir arte y vida. Creo que habían hecho las preguntas que nos hacemos todos, escritores y no escritores, en este momento histórico: ¿de qué forma el arte se vincula en la sociedad en que es producido? ¿Cuáles son los límites a la libre expresión del arte? ¿Cuánto hay de potencia transformadora de la vida en el arte? Esto me interesó y luego me vi arrebatado por la personalidad de los futuristas y por la idea de ese congreso de escritores fascistas.

--¿Cómo se mezclan realidad y ficción en esta novela?--Bueno, para mí no se mezclan: yo sé bien qué hechos son ficticios y qué hechos son reales. Si no explico esa diferencia no es porque pretenda emborronar los límites entre una cosa y otra, sino porque me parece que esos límites están ya emborronados en nuestra cultura por diferentes razones, una de ellas es el surgimiento de lo virtual. Lo virtual es aquello que es y no es al mismo tiempo. Cada día es más difícil saber qué es y que no es verdad. Me parece que la novela refleja también esa incertidumbre contemporánea.

--¿Quién inspira al personaje del escritor Luca Borrello?--Muchos escritores que han sido relevantes para mí como lector. También una cierta actitud la de aquellos escritores que pusieron su obra por delante de su persona y que consideraron la literatura como una tarea ética.

--Las distintas generaciones del libro se preguntan si es legítima la violencia contra el poder...--El tema está en germen en los futuristas que celebraban la violencia de la guerra, hasta que se vieron confrontados con ella. El hecho de que los tres personajes de la novela se hagan las mismas preguntas en diversos contextos hace pensar que quizá caminamos en círculos. También pone de manifiesto que hay una tarea pendiente: volver a pensar todo esto, tratar de ofrecer nuevas respuestas a viejas preguntas.

--¿Cómo se puede conectar este libro con el contexto político actual?-- Por una parte debido a que cuando empecé a escribir la novela surgía una nueva generación de activistas políticos europeos que habían decidido, en particular en España tras el 15-M, dotarse de las herramientas para dejar de ser meros espectadores de su vida y convertirse en agentes activos de ellas. Me parecía que esto podía justificar la existencia de una novela que hablase de hechos del pasado para en realidad hablar de hechos del presente. Mientras escribía la novela sucedieron hechos que me hicieron pensar que era necesario aún más hablar de estas cuestiones: los atentados de Charlie Hebdó en París, el endurecimiento de las leyes que penalizan la demostración política de los ciudadanos, la tragedia vinculada con la imposibilidad de Europa de comprender su papel en la crisis humanitaria que se produce con los refugiados...

Charlie Hebdó

--¿La literatura es la más política de las disciplinas políticas?--Creo que sí, que hay una interacción muy importante entre ambos ámbitos. Muchas veces olvidamos que la mayor parte de las ideologías y de las ideas políticas a las que nos adherimos o rechazamos en el presente surgieron primero como textos de alguna índole. Literatura y política tienen como herramienta el lenguaje, así que las manipulaciones no son muy distintas en ambos ámbitos.