"Ya solo te quedan 999", le dijo la amiga de Sadako Sasaki cuando fue a visitarla al hospital, después de entregarle una grulla de papel. Y es que la leyenda cuenta que cuando consigues hacer mil, los dioses te conceden un regalo. Sadako animó a su compañero de hospital a hacer lo mismo pero éste falleció. Sadako decidió entonces llevar a cabo el reto por la paz y la curación de todas las víctimas del mundo. La pequeña solo pudo llegar a las 644 pero sus compañeros completaron las grullas hasta el número mágico. Desde entonces la grulla se ha convertido en un símbolo de la paz y cada 6 de agosto, los japoneses ofrendan grullas de papel a la estatua dedicada a Sadako en el Parque de la Paz de Hiroshima. Este es el motivo por el que cada 6 de agosto desde 2007, la Virgen del Pilar viste un manto formado por "1.536 papelitos unidos", cuenta Jorge Pardo, director del Museo Origami y miembro del Grupo Zaragozano de Papiroflexia.

Un manto con pajaritas

El manto está confeccionado con un "módulo especial" y tiene dibujadas dos pajaritas que, según Joaquín Gracia, miembro del Grupo Zaragozano de Papiroflexia, "es la figura tradicional española". Con el fin de dinamizar el Museo Origami, en la mañana de ayer, el grupo de papiroflexia organizó talleres en plena plaza del Pilar en los que mayores y pequeños se animaron a participar. "El truco está en doblar el papel con cuidado", decía una de las participantes. "El museo es escuela porque para nosotros el arte de la papiroflexia no dice nada si no se comunica", expresa Gracia.

El museo, el único en el mundo, lleva en marcha 7 meses y ya han pasado por él 18.500 personas. Los turistas "vienen a Zaragoza para ver un museo distinto", explica Pardo y añade que el éxito radica en que "es un arte pero es accesible, todo el mundo puede practicarlo y puede llegar a entenderlo", opina Gracia y añade que el museo "es un sueño hecho realidad del Grupo Zaragozano de Papiroflexia".

El colectivo, el más antiguo del mundo, nació en torno a la cafetería Niké en 1944. En los años 70 un grupo de jóvenes lo retomaron. Para algunos de los miembros, la papiroflexia es "un hobby, para otros puede ser un oficio, hay gente que lo considera un arte como Sebastien Limet o Joseph Wu y para mí es un yoga" expresa García. Lo que está claro es que el papel siempre se ha doblado. "En oriente surgió el papel plegado como ofrenda, aquí los primeros plegados fueron útiles" relata Gracia y añade que "ambas tradiciones se ha mezclado". Para intentar traer a modelos de los grandes autores e intentar que la próxima convención de matemáticas y origami celebrada cada cuatro años se ubique en Zaragoza, Jorge Pardo, el director del Museo Origami, viaja hoy a Japón.