La fantasía de reconquistar Gibraltar cual capitán Trueno acompañó los últimos días políticos del ex ministro español de Exteriores José Manuel García--Margallo, especialista en la creación de cortinas de humo y falsas expectativas. En una postrera demostración de lo erróneo de sus análisis, y de su permanente capacidad de intriga, este extraño personaje, sin encomendarse a Rajoy ni al diablo, anunció que el Brexit podía ser el elemento clave que abriera la lata para devolver a España el Peñón. Meses después, en Gibraltar sigue ondeando la bandera inglesa y nada hace pensar que el vaticinio de Margallo fuera producto de otro elemento que de su propia y desatada imaginación.

Como la que, en un plano más positivo, creativo y ciertamente divertido demuestra tener el escritor Alfonso Vázquez (Málaga, 1970), cuya nueva novela, La invasión de los Hombres Loro (Reino de Cordelia) es un alarde de finura, ironía e intriga, en la línea de aquella literatura española que en manos de un Jardiel Poncela o de un Francisco García Pavón mezclaba géneros, inventaba arquetipos, jugaba con las claves de su época en clave de humor y fidelidad a su pasión por un estilo de contar pegado a la tradición y al terreno del lector.

En La invasión de los Hombres Loro, Alfonso Vázquez le da la vuelta a la historia imaginando, nada menos, una colonia española en Gran Bretaña.

San Roque on the Rocks, que así se llamará ese orgulloso peñón español, resiste las constantes maniobras de la pérfida Albión por recuperar un territorio que le fuera arrebatado en épocas de la Armada Invencible.

Por sus paseos y playas deambulan personajes tan reales y, al mismo tiempo, tan fantásticos, como Julio Camba o Salvador Dalí. El periodista, con sus famosos abrigos y cuadernos, anotando cuanto la realidad daba de sí. El pintor, paseando con las manos en la espalda y los bigotes enhiestos, ad--m--iran--do y haciendo admirar y en--fa--ti--zan--do cuanto en la colonia veía.

En cuanto a la trama , un personaje detectivestco, éste de ficción, el comisario Mompou,siempre presionado por las autoridades franquistas, deberá esclarecer el misterioso asesinato de una serie de hombres loros que aparecen emplumados y sin firma aparente de su asesino. Convirtiéndose la novela en una entrega de intriga hábilmente tejida que, de no ser sólo ficción, habría hecho soñar a Margallo.