Vladimir y Estragón son dos amigos que esperan la llegada de Godot junto a un camino, al lado de un árbol. Pasan el tiempo conversando, a veces discutiendo hasta que les interrumpe la llegada de Pozzo, un hombre cruel que afirma ser el dueño de la tierra donde se encuentran, y que lleva atado del cuello a su criado Lucky, a quien parece controlar por medio de una larga cuerda. Es el argumento de Esperando a Godot, escrita por Samuel Beckett y que si no se producen incidencias a raíz del coronavirus podrá verse desde hoy hasta el domingo en el Teatro Principal. «El teatro y la vida van siempre de la mano y esta obra admite lecturas para todas las situaciones. Todo está ahora mismo en el aire. Ojalá podamos representarlo en este teatro y en estos momentos, pero si no, habrá otras oportunidades», expresó el actor Pepe Viyuela.

Viyuela, que en la producción encarna al personaje de Estragón, valora las similitudes entre la incertidumbre cuando la obra se estrenó y el momento presente: «No puedo quitarme de la cabeza una comparación, y es que cuando hablamos de los clásicos vemos que no son algo ajeno a la vida. Esperando a Godot nace en una Europa devastada por la Segunda Guerra Mundial y se estrena durante la posguerra. Cuando se estrenó era una lectura interesante por su adaptación a la realidad, pero en esta atmósfera de vacío e incertidumbre es algo que también estamos viviendo dentro de la propia función», expresó.

En palabras del gerente del Patronato de Artes Escénicas de Zaragoza, José María Turmo, la obra es «un clásico del siglo XX, que habla sobre las pasiones del alma en una pareja de amigos entre los que se establecen diálogos llenos de amor, delicadeza y ternura». Al mismo tiempo, sostiene que uno de sus temas es la «necesidad de compartir lo que tiene el ser humano», algo en lo que también incide Pepe Viyuela cuando destaca la dependencia de los personajes respecto al resto: «Todos los personajes se necesitan los unos a los otros, si no, no serían nada, desaparecerían».

VERSIÓN CÓMICA

A pesar de que es una obra sobre la existencia humana, la compañía Pentación Espectáculos ha apostado por la comedia como forma de transmitir la historia y de empatizar con los personajes: «No ha sido nada difícil añadir los tintes cómicos a la obra, y tampoco ha habido que forzar nada. Sobre todo porque Samuel Beckett era un hombre con un gran sentido del humor. A los personajes creo que no les haría ninguna gracia, pero el público se ve reflejado en esos perdedores que luchan para darle sentido a su tiempo y escapar de su tiempo, y eso les convierte en seres muy vulnerables. Al espectador eso le mueve al humor, porque ve que se encuentra relacionado con esos personajes», explica Viyuela.

Por otra parte Juan Díaz, que interpreta al personaje de Lucky en la obra, señala la complejidad de la obra en un principio y como tras varias lecturas es posible llegar a una interpretación propia: «Es una obra que cuando la empiezas a leer resulta un tanto compleja, pero a base de leerla, vivirla y entenderla es cuando acabas por encontrarle un sentido. Además, se trata de una obra existencialista, por eso no es tan importante entender lo que dicen los personajes en cada momento como dejarte llevar por la atmósfera. Hay tantas interpretaciones como distintas son las personas», concluye.