El periodista Josep Pernau (Lleida, 1930) aún no sabe a quien pueden interesar sus memorias. Dice que sus artículos nunca han descubierto casos de corrupción, tampoco han originado dimisiones y no han tenido como objetivo la venganza profesional. Y sin embargo, el libro que presentó el jueves, D´Aberca a l´Opus Mei (editado por La Campana) deja constancia de las miserias de muchos políticos, de la corrupción de algunos profesionales y de la crueldad de un dictadura que quiso convertir el periodismo en una herramienta más del poder. Todo ello narrado al más puro estilo Pernau, con humor, fina crítica y reflexiones éticas que evitan caer en el adoctrinamiento.

El título del libro marca los límites de lo que, hasta hoy, ha sido su vida: el municipio leridano al que se trasladó la familia tras la muerte del padre en un bombardeo de la Legión Cóndor y la columna diaria que desde hace casi 24 años firma en El Periódico de Catalunya . Las memorias arrancan con los recuerdos de la guerra civil, los juegos de la niñez, la carrera de magisterio, los años --escasos-- que ejerció como maestro y el traslado a Barcelona para estudiar en la recién inaugurada escuela de periodismo.

A partir de ahí, las memorias de Pernau se centran, básicamente, en el ejercicio profesional, con ligeras pinceladas de la vida privada. D´Aberca a l´Opus Mei es, pues, una gran crónica de 50 años del periodismo barcelonés y sus implicaciones en la política, todo ello trufado con múltiples anécdotas capaces de describir con exactitud las miserias de una época y de sus personajes. El estilo del libro es fiel a la profesión del autor: ágil, ameno, de capítulos breves y acotados por capítulos que facilitan la lectura.

Pernau empezó a trabajar en El Correo Catalán en 1954 y se jubiló en febrero del 2002 en El Periódico de Catalunya , donde sigue colaborando. Entre un diario y otro, el periodista trabajó en Tele/eXprés, Diario Femenino, Diario de Barcelona, la revista Destino y Mundo Diario .

No hay nostalgia en estas memorias, pero sí constatan los cambios que ha sufrido el país --"hemos ganado la libertad, el aire que deja respirar a la prensa"-- y el periodismo. "Nadie levanta el culo de la silla", señala. Tras 50 años de profesión, y después de dejar de fumar, a Pernau sólo le queda "una adicción": Opus Mei, su columna diaria.