El escritor turco Petros Markaris (Estambul, 1937) presentó ayer en la Semana Negra de Gijón su última novela, Suicidio perfecto , donde denuncia la cadena de corrupción que han generado los Juegos Olímpicos en Atenas. Markaris hizo gala de su particular sentido del humor al explicar que, al organizar los Juegos, "los griegos fueron víctimas de la ira divina". El autor apuntó que será un "acontecimiento muy grande para un país muy pequeño y serán los griegos quienes paguen la factura". .

En Suicidio perfecto (Ediciones B), su tercera novela, el escritor orienta su sentido crítico hacia la izquierda griega que, tras 20 años en el poder, asegura, "ha hecho la trampa de tomar las ideas de la derecha y colocarlas en la izquierda". A juicio de Markaris, esta situación ha generado una gran decepción, ya que, añade, "los jóvenes que en 1973 ocuparon la Politécnica acabaron convirtiéndose en los más corruptos cuando llegaron al poder en 1981". Markaris trata de averiguar en su libro qué queda de los ideales de aquella izquierda. El autor turco ha publicado también en España Noticias de la noche y Defensa cerrada , ambas en Ediciones B.

El reportero y escritor Dan Fesperman (EEUU, 1945) avanzó ayer en la Semana Negra que su próxima novela tratará la situación de los presos de la base norteamericana de Guantánamo. "Hay mucho de cinismo en esa forma de actuar de la Administración Bush, empeñada en olvidar los derechos de los presos".

El cinismo al que se refiere Fesperman en el caso de Guantánamo también es protagonista de su última novela editada, El barco de los grandes pesares (RBA), aunque en este caso la trama se sitúa en la posguerra de Yugoslavia. Fesperman narra la historia de un expolicía de Sarajevo desgarrado por la guerra que cuando trabaja en Berlín es reclamado por un investigador norteamericano para que testifique en el Tribunal Internacional para crímenes de guerra en la exYugoslavia.

El autor critica que los norteamericanos protegieran primero a los criminales croatas, luego a los afganos y actualmente a los iraquís. "La gente se escandalizaría si supieran los detalles de esas alianzas", aseguró. En El barco de los grandes pesares utiliza el conocimiento directo que adquirió al trabajar como reportero durante la guerra de Yugoslavia. Tras varios viajes al conflicto, decidió escribir la novela porque "lo que quería contar no tiene cabida en un periódico".