El espectacular andamiaje montado para iniciar la limpieza del órgano de la basílica del Pilar, dañado por el explosivo colocado el pasado 2 de octubre, eclipsa la atención del visitante hacia los trabajos ya iniciados en una capilla cercana, la dedicada a San Lorenzo, cuya entrada cubre un toldo que anuncia las obras. Nunca ha sido una capilla que haya despertado demasiado interés, pues la oscuridad de sus pinturas y su escasa iluminación no hacían de ella precisamente un foco de atracción. Sin embargo, la restauración que comenzó hace unas dos semanas augura un espacio nuevo, luminoso y lleno de color, como corresponde a una obra barroca. Y sobre todo presagia el descubrimiento del potencial artístico de Francisco del Plano, pintor darocense con escasas referencias, cuyo conjunto pilarista constituye su mayor encargo documentado.

A pesar de ser una capilla poco conocida, la de San Lorenzo tiene gran importancia en el conjunto del templo, ya que es una de las que contienen elementos de la fábrica original barroca inaugurada en 1718. Las obras de rehabilitación, que están sufragadas por Acciona, suponen una intervención integral del espacio, con la restauración de suelos, iluminación, azulejería, el retablo de Juan Fita y la recuperación de las pinturas de Francisco del Plano, tanto la mural que cubre las pechinas y la cúpula como los lienzos ubicados en los muros de la capilla.

También permitirán adecuar la sacristía de esta capilla para volver a colgar el Martirio de San Lorenzo, cuadro pintado por José de Ribera (El Spagnoleto) en 1615, que fue restaurado por el Museo del Prado y posteriormente expuesto en la pinacoteca madrileña en 2011.

Los trabajos de restauración pictórica se centrarán en las obras de Del Plano, cuya obra mural al temple de las pechinas y la cúpula había quedado muy camuflada por repintes realizados en una intervención acometida tras la guerra civil, además de deterioros estructurales como filtraciones que afectaron al soporte y la capa pictórica.

Aunque la historia de la capilla se remonta a 1617, será a partir de un diseño de Francisco del Plano en 1714 cuando se acometa su remodelación total; él sera el autor de las pinturas murales de la cúpula y pechinas (130 metros cuadrados aproximadamente) en las que representa una Subida de San Lorenzo a la Gloria portado por ángeles, así como de dos lienzos de gran dimensión, de 55 metros cuadrados cada uno, San Lorenzo ante el emperador Valeriano y El martirio de San Lorenzo, de la misma época.

De Francisco del Plano se conocen varios trabajos --como las pechinas de la colegiata de Alcañiz, las pinturas del monumento de Semana Santa de la catedral de Teruel, los dos lienzos de la capilla de San Agustín de La Seo de Zaragoza y otras obras en Olite, Corella y Viana,-- que, sin embargo, no le han hecho llegar a nuestros días como un artista reputado. Por eso, un encargo monumental como es abordar todo el conjunto de una capilla importante en el Pilar puede ayudar a redescubrir la importancia que el autor tuvo en su época, más allá de la fama que sí logró como pintor de arquitecturas efímeras y ornatos.

Por otro lado, el altar que ahora puede verse (hubo otro anterior), es obra más tardía y fue diseñado por Ventura Rodríguez en 1780 y ejecutado por Juan Bautista Pirlet --cantería de jaspes y mármoles-- y Juan Fita --escultura.

Está previsto que la restauración pueda inaugurarse en fechas próximas a las Fiestas del Pilar.