Bodega Pirineos, enmarcada dentro del Grupo Barbadillo y ubicada en la DOP Somontano, presentó en el restaurante River Hall sus nuevos vinos, fruto del éxito de su gama 3404, -la altitud en metros del Aneto- con los que salen a conquistar los mercados nacionales e internacionales.

Manuel Zorita, director comercial de la bodega, explicó que se trata de aprovechar el tirón del 3404 para ampliar la presencia de la bodega. El proyecto, que cuenta con un cuidado diseño, incluido un mapa aéreo con la localización de sus viñas en pleno corazón del Somontano, integra la experiencia de Montse Molina, enóloga del grupo, y de la asesora Elisa Errea, buscando vinos que lleguen a los aficionados nacionales e internacionales. «Nos toca reposicionarnos y lograr que Pirineos vuelva a ser un referente del Somontano», concluyó.

Por su parte, la directora general, Silvia Arruego, confirmó el interés del grupo, volcado en el nuevo proyecto, adelantando que se completará con la presentación de un nuevo crianza.

Vinos del paisaje. Fue Jesús Astraín, el enólogo de la casa, el encargado de presentar los cinco vinos. Que son «vinos del paisaje» elaborados con la menor intervención posible, aprovechando las sinergias del grupo, además de compartir una añada, la 19, que ha sido calificada por la denominación como excelente.

Todos ellos comparten frescura y el perfil del Somontano, gracias a su uso de variedades autóctonas, como la moristel o perfectamente adaptadlas, como sucede con la chardonnay y la gewürztraminer, que protagonizan precisamente el blanco 3404, muy concretado. El rosado destaca por su pálido color, procedente de un tempranillo al que se ha dejado crecer el grano, que se complemente con un aporte de cabernet. Con el tinto que además lleva moristel, se ha querido «recuperar lo que se elaboraba hace cincuenta años, un vino fácil de beber, dedicado a un amplio público», explicó Astraín, en un giro bastante radical con las anteriores añadas de la marca.

A la espera del crianza, inspirados en los primeros reservas de la denominación, pero emparentado con el joven, «fresco y apetecible», las novedades se centran en los dos blancos monovarietales.

El Gewürztraminer se diferencia de otros del Somontano, donde la uva se ha aclimatado desde hace treinta años, en su carencia de azúcares residuales, con lo que llega más seco, sin perder aromas, ni sutileza. Por su parte, el Chardonnay procede de parajes seleccionados, vendimiados por separado a partir del mosto yema. Frutal y equilibrado.

Una nueva línea de trabajo que no significa que la bodega desatienda otros clásicos, como el rosado Alquézar, o el clásico crianza Señorío de Lazán, sino que la complementa para llegar a otros mercados, como el nacional e internacional, con elevadas posibilidades de desarrollo.

Dos bacchus de oro / La DOP Cariñena ha sido la gran triunfadora aragonesa de la última edición de los premios Bacchus, concedidos por la Unión Española de Catadores. Sierra del Viento ICE moscatel, un dulce de moscatel de Alejandría, elaborado por Bodegas san Valero, y el codiciado Anayón Parcela, 15, de Grandes Vinos, un monovarietal de cariñena de la cosecha 2017, han obtenido sendos Gran Bacchus de Oro, la máxima distinción de este certamen.

Pero también han llegado siete medallas de oro. Dos en Somontano, Secastilla 2015, de Viñas del Vero, y Sers GR18 2016; y una para cada denominación restante, Armantes vendimia seleccionada 2016, de Bodegas san Gregorio, DOP Calatayud; Viñas del Cierzo de Voto de Hayas 2015, Bodegas Aragonesas, DOP Campo de Borja; y Anayón Terracota 2015, Grandes Vinos, DOP Cariñena.

También han obtenido oro, Senda de leñadores 2017, de Pago de Aylés, y UN Uva nocturna garnacha plus, de Bodegas Ejeanas,VT Ribera del Gállego-Cinco Villas. Catorce medallas de plata completan el palmarés aragonés.