Hacía décadas que Plácido Domingo no actuaba en Zaragoza y ayer eso se notó en el Auditorio de la ciudad. Media hora antes de que comenzara el concierto, las filas en la puerta del edificio se alejaban decenas de metros de los accesos. Y es que la ocasión lo merecía, ya que no solo cantaba Plácido Domingo, si no que lo hacía acompañado por la orquesta del Gran Teatro del Liceo, la soprano puertoriqueña Ana María Martínez y el tenor Airam Hernández en una gran gala de zarzuela en homenaje a Miguel Fleta. Una ocasión «histórica» que ni las autoridades se quisieron perder. «La buena acogida de los aragoneses ha sido clarísima. Es un todo un lujo volver a escuchar a Placido Domingo en Zaragoza después de tanto tiempo y más en un evento tan entrañable como este, el homenaje a Miguel Fleta», contó Mayte Pérez, consejera de Cultura del Gobierno de Aragón.

Javier Lambán, presidente del ejecutivo aragonés, tampoco faltó a la cita y dijo sentirse muy feliz. «Es un grandísimo honor poder homenajear a Fleta, que fue el más grande entre los grandes, con una figura como Plácido, el mejor actualmente», comentó Lambán.

Entre el público las opiniones no divergían y es que la mayoría iban a ver actuar al tenor por primera vez en directo. «Seguramente sea la única ocasión que tenga de verle y no me lo quería perder», dijo María, una mujer que acudió con sus amigas. «Ha sido muy complicado conseguir entradas», comentaba otra de ellas sonriente. Después del nerviosismo y la expectación crecieron. Una vez dentro del Auditorio las prisas por coger asiento se hicieron evidentes, pero pronto se hizo el silencio.

aplausos y más aplausos/ El murmuro se fue acallando mientras la orquesta afinaba, hasta que un fuerte aplauso recibió a Ramón Tebar, el director, que calló los aplausos con apenas dos toques de varita que hicieron que la orquesta comenzara a tocar.

Después de una muy alegre pieza de la zarzuela La boda de Luis Alonso que interpretaron los músicos sin ninguna voz sobre el escenario, la sala Mozart se vino abajo con una atronadora ovación. A las 20.10 Plácido Domingo se subió por primera vez al escenario provocando que los cientos de personas que abarrotaban la escena aplaudieran a rabiar, unos aplausos que se repitieron antes y después de cada pieza.

El concierto se dividió en dos partes y durante el mismo se interpretaron canciones muy reconocibles y populares. Plácido Domingo no defraudó y estuvo a la altura de su nombre, moviéndose con mucha soltura por un escenario que fue suyo desde el primer minuto y en el que interpretaba a la perfección las letras que cantaba. Delante suyo y en primera fila, tres mujeres le jalearon durante un evento que disfrutaron como ningún otro espectador. Las lágrimas, los besos al aire y los piropos fueron constantes por su parte. María la O, Goyescas de Granados, La tabernera del puerto de Sorozábal o El sombrero de tres picos de Falla fueron alguna de las casi veinte piezas del repertorio a las que, sorpresivamente se añadieron cuatro más, no sin que antes Domingo se dirigiera al público. «Me alegra enormemente volver a la tierra de mis antepasados», dijo, tras lo cual interpretó la zarzuela Los de Aragón. El resultado fue un aplauso que se alargó varios minutos y el reconocimiento de todos los asistentes, incluidos los ilustres.

Nacho del Río, que también estuvo presente, admitió a la salida sentirse muy «emocionado». «Ha sido un día memorable, un regalo. Los tres cantantes han estado maravillosos. Me ha entrado directo al corazón», concluyó.