El trágico amor de Diego e Isabel, los Amantes de Teruel, se escapa del siglo XIII, precisamente en su 800 aniversario, gracias a una ópera firmada por el nominado a los Óscar y Grammy y premiado con un Emmy, Javier Navarrete, que reinventa la historia para hacerla de todos los tiempos. Navarrete, que estrenó Los Amantes el miércoles, día 8, se repitió ayer y también podrá verse hoy, mañana y el 14 de febrero, recibió la nominación a los Óscar y los Grammy por la banda sonora de la película El Laberinto del Fauno con la que ganó el premio Ariel, y también se alzó con el premio Emmy por la música del film Hemingway and Gellhorn.

El compositor se muestra agradecido porque para él es «un regalo» de su ciudad poder hacer una ópera: «para mí es un lujo que no he podido encontrar en ningún otro sitio».

En la obra es posible descubrir elementos góticos, mudéjares, románticos, contemporáneos e incluso guiños al folclore aragonés con la jota o instrumentos poco habituales en la ópera como los bombos, unas castañuelas o las propias campanas de San Pedro.

Pero si algo caracteriza este montaje es que es una adaptación que se escapa a cualquier siglo o época. Así, la historia se ambienta en un escenario con elementos de todos los tiempos, porque la historia así lo es. Y Navarrete lo cuenta con la música, con el ambiente íntimo que crean las velas y la escenografía pensada para la iglesia gótica de San Pedro en la que se representa o el rompedor vestuario con el que nadie imagina a Isabel y Diego.

El músico retrata la historia sin saltarse el guión de la trágica historia de amor que trasciende los tiempos y los idiomas, pero con las licencias estéticas que transportan al espectador a escenarios que resultan familiares pero difícilmente circunscritos a una época. “«La historia -dice- está en todas partes, forma parte del imaginario colectivo, alguien que al enamorarse de una dama superior tiene que recorrer pruebas».

Turolense de nacimiento, desde el cuarto de juegos de su infancia veía el Mausoleo que alberga a las momias, y la iglesia en la que se representa su obra: “Tengo una motivación adicional a la que tienen todos los turolenses”.

Y con esta obra este turolense afincado en la ciudad inglesa de Brighton vuelve a reconciliarse con la ciudad después de triunfar con su música más allá de nuestras fronteras.