¿Qué ocurrió en 1826 entre Edgar Allan Poe y su padre adoptivo, John Allan, para que el futuro maestro del cuento de terror pasara de llamarlo en sus cartas «mi querido Pa» a convertirse, según su progenitor, en un «adolescente mezquino, malhumorado, resentido y desagradecido» a quien amenazó con un bastón desde su lecho de muerte? La escritora Emily Mitchell explica cómo un Poe huérfano de tan solo 2 años fue acogido en 1811 en el próspero hogar de este influyente hombre de negocios, quien con el tiempo sufrió pérdidas económicas, le fue infiel a su mujer, Frances, a la que el escritor adoraba sin concesiones, y le negó el dinero para la matrícula y el sustento cuando Poe empezó a estudiar en la Universidad de Virginia. Aquello abocó al autor de ‘El cuervo’ a apostar y contraer deudas. Reflejo de lo vivido, en su obra, las casas nobles y lujosas trocan en «extrañas, decadentes y rotas», las personas «que al principio son una cosa luego son otra» y «lo acogedor y familiar se convierte en hostil y extraño», señala Mitchell.