la película polaca Ida fue la gran triunfadora en la 27ª edición de la gala de los Premios de la Academia del Cine Europeo, que se celebró este sábado en Riga (Letonia). Viaje al turbulento pasado de Polonia a través de la callada epopeya emocional de una joven monja, el último trabajo de Pawel Pawlikowski obtuvo cinco galardones: mejor película, mejor director, mejor cinematografía, mejor guion y el premio del público.

Ida completaba así un año repleto de reconocimientos que empezó el año pasado con la Espiga de Oro obtenida en la Seminci de Valladolid. Puede que la cinta de Pawlikowski no fuera la mejor entre las nominadas, pero en todo caso pocas pegas se le pueden poner a su triunfo: se trata de una película completamente inimaginable fuera del territorio que ayer tuvo Riga por capital cinematográfica, y una producción que por su riesgo, complejidad y sentido no puede jamás ser entendida desde las estrictas leyes del mercado.

El triunfo de Ida, en todo caso, obligó a irse con las manos vacías a otros títulos que también acumulaban varias nominaciones como Leviatán, del ruso Andrei Zvyagintsev; Winter Sleep, del turco Nuri Bilge Ceylan, y Nymphomaniac, del danés Lars von Trier. La misma suerte que ellos corrió el cine español, que ya había llegado a la ceremonia con una representación escasa.

Ni 10.000 km, la agridulce mirada a una relación a distancia a cargo de Carlos Marqués-Marcet, ni La herida, demoledor retrato de la depresión del director Fernando Franco, lograron alzarse con el premio European Discovery a la mejor ópera prima. También se fueron de vacío Paco León, que aspiraba al premio a la mejor comedia por Carmina y Amén, y Jorge López Navarrete, que optaba al premio al mejor cortometraje con Pequeño bloque de cemento con pelo alborotado conteniendo el mar.

Asimismo, Marion Cotillard obtuvo gracias a Dos días, una noche el premio a la mejor actriz al que también aspiraba Marián Álvarez por La herida. El otro premio interpretativo fue a parar a Timothy Spall por su interpretación del pintor británico J. M. W. Turner en Mr. Turner, papel por el que ya fue galardonado en el pasado Festival de Cannes y por el que podría ser nominado al Oscar.

La gala fue cumpliendo con el preceptivo ritual de emociones, abrazos e inglés raro desde que, al principio de la misma, el cineasta británico Steve McQueen recibió un galardón honorífico de manos del presidente de la Academia, Wim Wenders. El otro premio de homenaje fue para la directora francesa Agnès Varda, que a estas alturas acumula ya seis décadas de carrera y a la que no le hicieron ni pizca de gracia los chistes del presentador acerca de su peinado.

En general, el tipo resultó francamente irritante e hizo aún menos llevadera una ceremonia que en ningún momento justificó sus dos horas y media de duración. En todo caso, es de agradecer que ni Wenders ni el resto de miembros de la Academia se enfrascaran en los habituales discursos sobre lo importante, lo culta y lo culturalmente rica que es Europa.