No habrá décimo quinto aniversario. David Trueba, Ignacio Martínez de Pisón, Marcos Giralt Torrente, Enrique Vila-Matas, Andrés Neuman, Paula Bonet o Clara Usón no volverán a presentar sus libros en Los portadores de sueños de Zaragoza. La librería cerrará sus puertas, tras 14 años de intensa actividad, el próximo 24 de enero, principalmente «porque las cuentas no salen», explica Eva Cosculluela, copropietaria junto a Félix González del establecimiento situado en la calle Blancas que recibió el Premio Nacional Librería Cultural en el 2012.

«Hay un motivo económico aunque no es el único -aclara Cosculluela-. En la decisión hay también un componente de cansancio vital porque, al fin y al cabo, esto es un negocio familiar y estábamos aquí de lunes a sábado y los domingos, al final, también estás pensando en la librería». Junto a ello, continúa la explicación Cosculluela, «este sector está enloquecido y enrarecido lo que no facilita las cosas. Hay constantes cambios de distribuidores que implica devolver todos los libros y volver a pedirlos lo que conlleva complicadas tareas de gestión que, al final, no es más que otra carga de trabajo».

Los portadores de sueños cerrará sus puertas el año en el que iba a cumplir 15. Abrió sus puertas en noviembre del 2004 y cinco años después se encontró con la crisis. Algo que no ayudó para nada a su supervivencia: «Íbamos camino de consolidar el negocio cuando llegó y eso paró en seco nuestro crecimiento. Si hubiéramos llevado detrás más años hubiéramos tenido un colchón económico y una clientela fija que nos hubiera hecho pasar mejor la crisis», señala Cosculluela antes de poner un ejemplo: «Estábamos cerca de poder contratatar una persona externa para ayudarnos y con eso hubiera cambiado todo desde el punto de vista vital».

DECISIÓN «DURÍSIMA»

La del cierre es una decisión «durísima» y muy meditada «después de años de intentar buscar soluciones», asevera la librera: «Hemos puesto nuestra vida en esto. Si hubiese habido cualquier opción de reflotar el negocio, no cerraríamos pero ha llegado un punto en el que hay que ser frío. No hemos querido meternos en un agujero económico problemático. Siempre hemos sido muy cumplidores y queremos cerrar también todo bien».

A pesar de que se han visto abocados a cerrar la librería, Eva Cosculluela no tiene ninguna duda de que han sido «14 años maravillosos». Y tampoco piensa mucho cuándo se le interroga sobre qué ha sido lo mejor durante todo este tiempo: «La gente que hemos conocido, no solo los autores, también los editores, clientes... ¡todos! Llevamos un día que no dejamos de dar malas noticias a los más cercanos y, al final, somos nosotros los que estamos consolándoles a ellos y eso es muy bonito. Lo mejor que podemos decir de todos ellos es que ya son amigos».

El cierre de Los portadores de sueños no es más que el reflejo de un cambio en los modelos de ocio y consumo en la sociedad que acaba castigando al pequeño comercio: «Creo que, además, hay que plantearse el modelo de ciudad que queremos. Estamos construyendo centros comerciales muy modernos pero a cambio de que el centro de las ciudades y barrios queden despoblados, tengan menos vida y el tejido prácticamente desaparezca. Todo esto merece una reflexión», dice Cosculluela.

Sobre futuros proyectos (más allá de «disfrutar leyendo todos los libros para los que hasta ahora casi no teníamos tiempo) todavía no se han planteado nada: «Tenemos todas las energías puestas en cerrar y hacerlo bien y, después, descansaremos, tomaremos aire y a pensar qué hacer», concluye Cosculluela.