Sin duda la mejor película vista hasta ahora en la competición por la Concha de Oro --en un mundo justo eso significaría que es la favorita al premio--, es Phoenix, el nuevo trabajo del alemán Christian Petzold tras la también notable Barbara (2012). De nuevo, el director usa la desgarradora historia de una mujer para explorar el turbulento pasado de Alemania: en este caso el escenario es la segunda guerra mundial, y la heroína una superviviente de un campo de concentración que regresa a Berlín en busca de su marido perdido. Mientras mantiene un ojo puesto en Hitchcock y otro en Los ojos sin rostro, de Georges Franju, Petzold plantea con demoledora crudeza temas de identidad personal y colectiva lastrada por la miseria, la rabia y la ceguera voluntaria.Asimismo el festival presentó a concurso Haemoo

, producida y coescrita por el coreano Bong Joon-ho. Inspirándose en un suceso real relacionado con un barco pesquero capturado mientras llevaba inmigrantes ilegales en aguas internacionales, la película logra por un lado construir un clima de tensión y, por otro, maneja diestramente giros narrativos capaces de hacernos oscilar de forma repentina entre la risa y el estupor.