La precariedad es un concepto que se ha ido asentando en el lenguaje común europeo con la misma rapidez que se acentuaban los efectos de la crisis económica del sistema. Los recortes de salarios o la mayor temporalidad en el empleo, por citar dos, han afectado a todos los sectores, también al de la cultura, hecho que han querido remarcar siete artistas franceses en la exposición La précarité, notre triomphe (La precariedad, nuestro triunfo). El Centro de Historias acoge esta muestra que se inaugura hoy y que está coordinada por Yann Leto, quien también expone junto a «artistas que están acostumbrados a grandes producciones», según el comisario. Estos son Arnaud Ducasse, Myriam Mechita, Nicolas Milhé, el colectivo None Futbol Club, Frédéric Pradeau y Françoise Vanneraud.

El objetivo es desarrollar unos trabajos con un presupuesto limitado, de «500 euros por artista» y un corto periodo de residencia, de los que se extrae «una visión de cómo trabaja el artista, y con precariedad también se puede mandar un mensaje potente», explicó Leto, que presentó la exposición ayer en el Centro de Historias junto al consejero de Cultura, Fernando Rivarés. Éste dijo de la muestra que trata de «cómo el artista sigue siéndolo a pesar del contexto europeo, donde manda la precariedad».

cÓMO TRABAJA UN ARTISTA/ La exposición es muy variada, y choca la imagen desordenada, algo destartalada (precaria), que ofrecen algunas obras, que por supuesto han sido planteadas para que transmitan esas sensaciones; no trata de debatir sobre qué es arte y que no, y en lugar de ello se centra en cómo trabaja un artista. Una simple maleta, por ejemplo, es la esencia de una de las obras, de Myriam Machita, quien, atendiendo a las bases limitadoras que se marcaron los autores para la muestra, ha reducido su obra a trozos de papel que simulan partes del cuerpo mutiladas, que tiene que encajar en la maleta con dificultad. El mensaje que se puede extraer es cómo la precariedad reduce el arte, hasta mutilar las buenas ideas. «Más que si es bonita, lo importante es que la obra funcione», indicó Leto, esto es, que cumpla la función para la que ha sido concebida.

En el caso de otra de las obras, de la autora Françoise Vanneraud, ha trabajado «la metáfora del viaje, recortando imágenes de periódicos nacionales y colocándolas formando una nube que transita por la sala», explicó la artista, que se encontraba ultimando los últimos detalles.

En el siguiente espacio el colectivo None Futbol Club ha instalado una gran estructura de hierro forjado que representa la herramienta con la que se marca al ganado, pero con un rompedor mensaje: «Keep warm and burnout the rich» (Guarda el calor y quema a los ricos), que los autores recogieron de una pancarta de una manifestación en Grecia. Este país se plantea como un símbolo debido a que fue donde surgieron las primeras protestas masivas contra los recortes ordenados por Europa, y en otra de las obras de Machita también se puede ver banderas griegas.

Por su parte, Yann Leto presenta un particular bodegón, en el que ha pintado fijándose en con restos de productos de marcas blancas que el artista compró en supermercados, «para darle un derivado de precariedad», y la exposición acaba con un mediometraje de dieciocho minutos hecho por Arnaud Ducasse, en el que se trata lo material y lo espiritual. Estará abierta hasta el 4 de junio en la primera planta del Centro de Historias.