La tiza es el material que usan las mujeres porque «no marca y se puede borrar fácilmente pero deja una huella» que ahora recuperan estas mujeres para reivindicar su importancia. 15 artistas aragonesas (o residentes en la comunidad) son las protagonistas de Círculo de tiza. Imágenes y voces que interrogan, una exposición, comisariada por Chus Tudelilla, que se inauguró ayer y que se podrá visitar hasta el 18 de abril.

La exposición está concebida en dos espacios, uno coral en el que el propio espectador elige a qué obra dirigirse en una sala en la que conviven y dialogan las obras de todas las artistas. Aquí se puede contemplar el bosque de Sylvia Pennings que «juega con una realidad frágil en la que el bosque genera una incertidumbre porque todo el mundo tiene que formar su camino», señaló la propia artista. Gema Rupérez, por su parte, ha apostado por Missed call con la que saca de su contexto poemas de amor colocados en anuncios de contactos «convirtiendo —según ella misma— el amor en un vacío emocional absoluto. Los dos trabajos conviven en una sala en la que también el visitante puede contemplar This woman’s work (Trabajo de esta mujer), una pieza de Louisa Holecz cosida en la pared en la que juega con sus facetas de «mujer, artista, madre y frágil», los Apus de Charo Pradas o el delicado trabajo de Alicia Vela con un lapiz y unos poemas que son, junto a la fotografía de la maternidad de Sandra Montero las que despiden este espacio.

NO IMPORTAN LAS RESPUESTAS

«Queremos hacer preguntas porque consideramos que pese a todo lo que avanzamos hay mucho todavía por hacer. Queremos ser mujeres y queremos ocupar las salas de exposiciones», reivindicó Chus Tudelilla que señaló el origen del concepto de esta muestra: «La mejor de las estrategias es hacer preguntas con el doble propósito de denunciar y desestabilizar el sistema que excluye a las mujeres y eso es lo que hemos planteado aquí. En esta exposición son más importantes las preguntas que las respuestas».

Al acceder a la segunda sala de este Círculo de tiza, un muro rompe con la dinámica y dirige al espectador hacia una sala de contemplación en el que «el coro se deshace y toman protagonismo las obras individuales de cada una de ellas», señaló Tudelilla ayer. Lina Vila enseña su propio círculo de tiza familiar mientras que María Enfedaque reinterpreta la obra de Bertolt Brecht con Astral, que combina su peso en sal con el hacha que su abuela siempre guardaba bajo la cama. Todo en una sala en la que también está la «vieja sabia y la niña» de María Buil, la muestra tentacular de Alicia Vela y el audiovisual Vicky Méndiz, entre otras. Mención especial merece Teresa Salcedo quien, dentro de sus Documentos, ha construido una instalación al fondo de la sala en la que juega con el alba, «ese momento en el que no hay ni día ni noche». Julia Dorado, Señor Cifrián y Cristina Silván son otras de las artistas que han participado en esta exposición de la que Yolanda Polo, vicerrectora de Cultura de la Universidad de Zaragoza destacó que invita a «cuestionarse muchas cosas y a tratar de dar respuesta».

Junto a las piezas artísticas, otra parte fundamental de la exposición es el catálogo en el que han reflexionado otras nueve mujeres acerca de las preguntas que deben poner las mujeres en el punto de mira. El mismo lo cierra, como no podía ser de otra manera, una serie de voces que abre la frase de Anne Lambert de 1727: ¿No pueden las mujeres decir a los hombres, qué derecho tenéis vosotros a ser los guardiantes de las ciencias y de las bellas artes?

Círculo de tiza se puede visitar en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza hasta el 18 de abril de 11 a 14 horas y de 17 a 21 horas con entrada libre.