"Saura decía que lo tradicional de Goya era la pintura hosca, y él también se consideraba un pintor hosco. Y llegó a decir que yo también lo era. Me siento halagado por ello, porque no me gusta que me digan que lo que pinto es bonito o decorativo. A mí me gusta que mi obra sea agria y que arañe. Yo pinto así no porque la realidad sea agria, sino porque vivo la vida de ese modo; mi carácter es agrio. Lo que sucede es que hoy estoy sonriente".

Con estas palabras definió ayer su obra el pintor sevillano Luis Gordillo, que acudió a Fuendetodos a recoger el Premio Aragón Goya 2003, premio que anualmente, y desde hace ocho años (cuando se fundó con motivo del 250 aniversario del nacimiento de Goya), concede la DGA a hombres destacados por sus creaciones artísticas.

El galardón ha recaído en Gordillo "por su personalidad y decisiva aportación al arte contemporáneo, asentadas en valores tan fundamentales como la innovación, la rebeldía, la radicalidad, la coherencia y la libertad, dando así continuidad al espíritu que animó la obra de Goya", palabras que del fallo del jurado destacó Pilar Navarrete, directora general de Cultura de la DGA.

ELOGIOS A GOYA

"Esta es una profesión dura y se pasa la vida dudando. Cuando llega un premio de reconocimiento colectivo pienso que merece la pena pintar y que lo que hago está bien, y me anima a continuar" fueron las primeras palabras del improvisado discurso que Gordillo dio nada más recibir el galardón. El pintor andaluz, asimismo, recordó la figura de Francisco de Goya y Lucientes, quien inspira este premio: "Diego Velázquez, que era sevillano como yo, Francisco de Goya y Pablo Picasso conforman una trilogía que nos valida a los españoles a nivel mundial. Y es increíble pensar cómo Goya, nacido en este pueblo, que entonces sería una aldea, y en una España tan decadente como la de aquel entonces, fue capaz de sacar adelante tal poder creativo. Hoy en día resulta impensable que un solo hombre sea capaz de erigir tal imperio creativo; eso habría que buscarlo en grandes empresas conformadas por equipos de muchas personas, porque cerebros individuales tales ya no se dan hoy en día. Por eso es un inmenso halago que un premio de tan insigne artista me sea concedido a mí".

La presentación del acto, apenas concurrido, corrió a cargo de Eva Almunia, consejera de Cultura de la DGA, quien compartió mesa con Cristina Palacín, diputada de Cultura de la DPZ, y Joaquín Gimeno, alcalde de Fuendetodos. También asistió, aunque no habló, Juanjo Vázquez, viceconsejero de Educación y Cultura de la DGA.

Almunia destacó en todo momento la figura de Gordillo: "Desde sus inicios en la pintura, a finales de los 50, hasta ahora, ha demostrado la vitalidad de la pintura, y es un hombre que continúa incesantemente en su afán de experimentación". Y añadió como conclusión: "Hace un mes estuvo aquí, en Fuendetodos, un premio Nobel, Günter Grass. Hoy está aquí Gordillo. Fuendetodos, Goya, Grass y Gordillo reflejan una forma de entender la cultura y unir el mundo, y por ello Aragón se siente muy honrado de esta presencia. Porque Gordillo, como Goya, transmite en sus obras los latidos de una época".

Por otra parte, Palacín apuntó que "existe un leit motiv" en la obra y en la trayectoria de Luis Gordillo, que es "la reivindicación del acto de pintar". Asimismo, recordó que el pintor sevillano "no es una figura desconocida en Aragón". "Estuvo exponiendo hace diez años en el Palacio de Sástago, en Zaragoza. Esperemos, Luis --afirmó dirigiéndose al pintor-- y desde aquí hago un guiño de complicidad, a que no pasen otros diez años".