La Asociación Aragonesa de Amigos del Libro ha celebrado este lunes su XVIII edición de los Premios Búho. Un clásico dentro del panorama literario y de la cultura de Aragón que ya había sido cancelado en cuatro ocasiones por la crisis del coronavirus. Estos premios destacan, entre otros motivos, por haber elegido el formato de ceremonia presencial para su entrega, siendo uno de los pocos en España que ha optado por ello. El espacio escogido para la ocasión fueron los jardines del Palacio de Larrinaga, de la fundación Ibercaja.

Para Eugenio Mateo, presidente de la asociación, esta edición ha sido sin duda alguna la más complicada de sacar adelante, ya que después de tener que aplazar cuatro veces su fecha, por fin, a la quinta, pudieron realizar este acto, una celebración de la importancia que tienen los libros y la cultura «al servicio del tejido social», como explicó Mateo durante la entrega de premios. Un evento que tiene por costumbre desde sus inicios reconocer a aquellas personas o entidades que salvaguardan los libros y el fomento de la lectura.

Los premiados de este año han sido Irene Vallejo, por su profundo trabajo de la historia de la literatura desde sus orígenes en El infinito en un junco, obra que se encuentra en su decimoctava edición; María Gómez y Patiño, por su enorme labor como investigadora y periodista cultural. A título póstumo se reconoció a Bernado Bayona, y por la labor de las entidades a Alberto Lafarga por su trabajo al frente de la Biblioteca de Aragón y el esfuerzo de divulgación cultural que lleva realizando Belén Pamplona como directora de la Biblioteca de Tardienta. Ana Alcolea, la ultima ganadora del Premio de las Letras Aragonesas, y también galardonada con un Búho, no pudo asistit, pero envió unas palabras a través de una amiga en ellas se refirió a la pasión por la lectura como: «ser amigo de los libros es serlo de la infinitud».

La Asociación Aragonesa de Amigos del libro ha querido de esta manera poner en valor todas y cada una de las acciones que, como escritores o entidades, estas personas han ido realizando a lo largo de sus respectivas carreras profesionales. De María Gómez y Patiño, colaboradora de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, Francisco Bono, miembro de la asociación, quiso resaltar que « lleva en la sangre la pasión por investigar y descubrir». Gómez, que fue profesora en la Universidad Complutense de Madrid y actualmente ejerce imparte clases en la Universidad de Zaragoza, quiso devolver el gesto anunciando que desde ese momento pasaba a ser socia de la asociación que la premiaba.

La biblioteca de Tardienta, fundada en 1970, tuvo también su momento en esta gala, a través de su directora Belén Pamplona, que lleva revitalizando desde el principio de su cargo, 17 años, la actividad cultural y social en dicha localidad. «Cuando le preguntan porque habla en plural de la biblioteca si solo trabaja ella dice que la biblioteca no es un lugar , es la gente de Tardienta», señaló Ángel Fernández, vocal de la asociación. Clara Bayona recogió el premio en nombre de su padre, no sin antes mencionar su «gran aportación a la filosofía y a la razón».