La Academia francesa de Cine anunció ayer que la próxima ceremonia de sus premios César no tendrá presidente después de que Roman Polanski renunciara al cargo por la polémica que le persigue desde hace 40 años por un caso de abuso sexual.

A la vista de las reacciones feministas generadas en su contra, el cineasta franco-polaco, de 83 años, señaló el pasado 24 de enero que declinaba la invitación de los organizadores para presidir la 42 edición de esa gala, programada para el 24 de febrero.

Tras su retirada, «no habrá presidente», dijo la Academia, que ayer celebró una comida con todos los nominados en estos galardones de la cinematografía francesa.

Polanski fue denunciado en 1977 por violación a Samantha Geimer, cuando esta tenía 13 años. Tras declararse culpable de un delito de «relaciones sexuales ilegales», pasó 47 días en prisión y aprovechó su puesta en libertad bajo fianza en 1978 para huir de Estados Unidos ante el temor de que el juez le impusiese una condena severa. Aunque el director llegó a un acuerdo económico con Geimer, quien retiró todos los cargos, un tribunal de Los Ángeles rechazó la petición de su defensa para cerrar el caso, lo que le impide pisar EEUU.