El Primavera Sound cerró puertas en la madrugada del domingo con un doble balance. En el lado positivo, un excelente programa artístico que el sábado contó con vibrantes actuaciones de PJ Harvey, Primal Scream y !!!. En el negativo, unos problemas organizativos (especialmente de accesos) que crisparon al público. La organización asumió parte de culpa con la boca pequeña y frases como "todo se puede mejorar" o "nos gustaría hacer un festival más cómodo". Según su director, Gabi Ruiz, el festival "se debate ahora entre seguir en el Poble Espanyol en condiciones o buscar un nuevo espacio". El sábado entraron 14.500 personas.

Mientras se confirman estas expectativas, directamente ligadas a los artistas que puedan actuar en el 2005, el balance artístico del sábado confirmó que, incluso en una jornada más relajada, el Primavera Sound anda sobrado de exclusivas, sorpresas y bazas seguras. La exclusiva la firmó PJ Harvey, que estrenó mundialmente su nuevo disco, Uh huh her . Con un ceñido vestido amarillo y una banda igual de escueta y explosiva, convirtió el rock en un género pantanoso, visceral, sucio, sexual y siempre femenino. Al presentar tantas canciones nuevas le costó más sintonizar con el público, pero su repertorio seco y primitivo sacudió el festival como sólo ella puede.

La baza más segura del Primavera Sound y de la música actual fue Primal Scream, quizá el mejor directo de la galaxia. Con un Bobby Gillespie hiperacelerado y un criminal ejército de guitarras, la armada invencible del rock de fin de siglo desató su bacanal de distorsión y ritmo. Canciones tan antagónicas como Swastika eyes y Movin´ on up sonaron una vez más complementarias en una concepción musical que sólo se siente viva y útil operando desde los extremos. Quizá por eso el imparable Gillespie no paró quieto ni un momento en el centro de la escena.

Ya por la tarde, el Mercat de les Flors registró llenos insólitos durante las actuaciones de Matt Elliott, Astrud y los inquietantes Xiu Xiu. Incluso en la plaza mayor del Poble Espanyol, Julie Delpy (convincente como actriz transmutada en seductora cantante) atrajo numerosos fans. Devendra Banhart y Michael Gira firmaron austeras pero profundas actuaciones en una de las carpas. Inesperados triunfadores fueron (Smog), que exhibió sus mejores canciones y una inusitada movilidad escénica ante, quizá, la mayor audiencia de su vida, y The Divine Comedy, que en preciso formato de trío, reescribió con elegancia sus canciones, versionó dos de Randy Newman y Flaming Lips y se fue erigido en un majestuoso Frank Sinatra de bolsillo.

Un año más, la gran revelación del festival llegó de Nueva York. Y no fueron los caóticos Liars ni los chistosos Scissors Sisters, sino !!!, que accionó su imparable apisonadora de ritmo sin principio ni fin.