Cincuenta años después, el primer disco de José Antonio Labordeta, que fue secuestrado en 1969 por orden gubernamental, vuelve a ver la luz con las mismas cuatro canciones que ya entonces, con letras sinceras y conmovedoras, reflejaban la desolación de Teruel, un territorio que comenzaba a vaciarse.

Son las primeras canciones que compuso un joven José Antonio Labordeta, quien, con 33 años, se encontró con la "brutalidad" turolense, donde ejerció de profesor tras aprobar las oposiciones.

De la realidad de este territorio emanan las primeras canciones con las que el aragonés comenzó su carrera de cantautor casi de manera accidental, y que conforman, a pesar del tiempo transcurrido, un álbum de enorme actualidad.

La Fundación Labordeta ha presentado hoy este 'Andros 2' en el vestíbulo del Teatro Principal de Zaragoza, donde una vez más ha quedado demostrado el interés que despierta en su tierra la figura del cantautor, escritor y político ante un público, que, media hora antes del comienzo, ya abarrotaba la sala.

Allí, la viuda, Juana de Grandes, y su hija Paula Labordeta, presidenta de la fundación, han explicado que para la familia ha sido "absolutamente increíble" tener de nuevo en las manos este disco, que se ha editado manteniendo el formato y el tamaño original.

Y que incluye las mismas canciones: 'Réquiem por un burguesito', 'Los leñeros', 'Los masoveros' y 'Las arcillas', temas, que a pesar del secuestro del disco, no cayeron en el olvido, ya que José Antonio Labordeta las mantuvo vivas en sus conciertos.

Hoy la primera y la última canción del disco, las más conocidas, han vuelto a sonar en el acto de presentación, interpretadas esta vez por su amigo Joaquín Carbonell y por el músico David Angulo.

Allí han recordado la historia de este disco, que surgió de manera casi accidental, tras un anuncio de la editorial Edumnsa en 'Cuadernos para el diálogo', donde se solicitaban cintas grabadas con canciones de cantautor.

Labordeta, animado por un amigo, grabó tres temas en los Estudios de Radio Teruel, con tanto éxito que pronto le llamaron para hacer un disco completo.

"Cuando ya habían acabado le dijeron que se habían quedado cortos y que había que meter un tema más, y Labordeta, con su guitarra, cantó 'Las Arcillas'. La mejor de todas las canciones aparecía por pura casualidad", ha relatado su hija Paula.

También su amigo Joaquín Carbonell, que fue testigo del nacimiento de estas primeras canciones y de su posterior secuestro, vive la edición de este álbum con una "emoción tremenda", porque para él es una forma de hacer justicia y de recordar también a las nuevas generaciones de que no hace mucho tiempo en España había censura. "La dictadura nos ordenaba lo que podíamos leer y escuchar", ha manifestado.

Es también un disco "plenamente vigente", ha comentado, porque sus letras cantan la desolación de Teruel, anticipándose a la realidad de un territorio olvidado que ve como sus pueblos se vacían.

"Me sigue emocionando escuchar Las arcillas o los Masoveros, son las canciones sobre Teruel más conmovedoras que hizo", ha indicado Carbonell, quien no deja de sorprenderse por el hecho de que, siendo las primeras que compuso, sean tan "maravillosas y sinceras".

Probablemente sea así, ha añadido, porque las hizo con "total inocencia", con un "sentimiento profundo" ante la "desolación" del territorio.

"Quien escuche estas canciones hoy en día se puede imaginar el panorama turolense de entonces, cuando la gente tenía que salir y dejar sus casas, y que lo estamos sufriendo ahora", ha subrayado.

Por eso, es un disco que, cincuenta años después, "sigue emocionando".

Esta edición, que tiene la misma carátula, cuenta también con una breve documentación impresa, como el telegrama de Edumsa, además de las letras de las cuatro canciones.