«Al principio es un poco complicado entender todas estas medidas, sobre todo por los niños. Pero si se las explicas bien y les cuentas por qué tienen que seguirlas lo entienden», comentaba Olga Hernández, que fue a la reapertura del Teatro Principal junto con su hijo de dos años, Hugo. Esta madre, decidió llevar a su hijo al teatro en cuanto se estableció que este volvería a abrir: «Quería darle un premio después de todo lo que había pasado durante estos meses sin poder ver a sus amigos y al principio sin poder siquiera salir a la calle, y también por lo bien que se había portado durante este tiempo. Por eso, en cuanto anunciaron que volvería a abrir al teatro y que la primera obra sería una infantil no me lo pensé mucho para comprar las entradas», aseguraba.

Con un aforo limitado, con toma de temperatura, geles hidroalcohólicos o uso obligatorio de mascarillas, el Teatro Principal de Zaragoza reabrió ayer sus puertas tras más de tres meses cerrado con Ábrete Sésamo, de la compañía Caleidoscopio Teatro, especializada en teatro negro de gran formato.

Tras varios meses cerrado a raíz de la crisis sanitaria del coronavirus, se respiraban ganas de que volvieran la cultura y las artes escénicas al teatro. La compañía Caleidoscopio Teatro fue la encargada de esta reapertura, y celebró su trigésimo quinto aniversario con la presentación sobre los escenarios de Ábrete Sésamo una historia para toda la familia en la que se presenta el libro como objeto mágico e inesperado. Un niño, inmerso en una gran aventura, comprueba como las historias a veces no son lo que parecen y pueden cambiarse, y como un libro se convierte en un tesoro, una caja de sorpresas.

En el interior del teatro, los trabajadores, ataviados tanto con mascarillas como con pantallas protectoras, se encargaban de recordar las indicaciones de acceso. «Las medidas de seguridad básicamente son mantener las distancias, la toma de temperatura a la entrada, el uso obligatorio de la mascarilla y del gel hidroalcóholico y luego el controlar que se produzcan unas entradas y salidas moderadamente escalonadas», explicaba Daniel Antolín, jefe de sala del Teatro Principal.

Aunque el espectáculo no empezaba hasta las 19.00, media hora antes ya comenzaban a llegar las familias poco a poco, con cuentagotas. El procedimiento para todos ellos era el mismo: parada obligatoria a la entrada para tomarse la temperatura, uso del gel hidroalcóholico y revisión de las entradas. Tras esto, poco a poco las familias iban ocupando sus butacas, siempre con separaciones respecto a las demás para garantizar la seguridad de los asistentes. Daniel Palacio y María Vela, padres de una niña de 5 años y de un niño de 3 también decidieron asistir a la representación de este espectáculo para premiar a sus hijos por estos meses. «Los niños se han pasado cerca de tres meses en una situación que se hace algo extraña para ellos. Queríamos que volvieran a la normalidad a la mayor brevedad posible, y esta era una buena oportunidad para que empezasen a hacer más cosas fuera de casa, que se divirtiesen, lo pasasen bien y se olvidasen un poco de todo lo que han tenido que vivir en estos meses», reconoció Daniel Palacio.

A falta de un cuarto de hora, las familias empezaron a agolparse en las filas, y fue necesario recordar las medidas, entre ellas la de mantener una distancia de seguridad en la entrada al teatro. «Yo creo que poco a poco se irá acostumbrando la gente a hacer este tipo de operaciones de forma mas fluida. Además, en este estreno han venido familias con niños y parte del agolpamiento general es por el hecho de que se trata de familias que están juntas esperando en la fila», aseguraba Daniel Antolín.

Noelia Marco, mientras esperaba en la fila con su hija Cristina, reconoció que estaba un poco intranquila por si las medidas de seguridad no resultaban, pero que «tras ver el panorama en el teatro y cómo está funcionando todo», vio que había seguridad suficiente como para «poder estar tranquila» viendo una función de teatro en compañía de su hijo.

En este sentido, el director de sala del Teatro Principal, Daniel Antolín, valoraba cómo estaba siendo la llegada al teatro por parte de los asistentes: «Está muy bien que haya gente que se haya atrevido a venir el primer día. Yo creo que la gente va confiada, y que las fechas acompañan para poder venir al teatro», concluyó.