En los últimos cinco años hemos asistido a una explosión de óperas primas de cineastas cada vez más jóvenes que comienzan a demostrar su talento ya desde el ámbito académico. Los viejos modelos han dejado de tener sentido; ahora las nuevas generaciones, ya nacidas en la precariedad económica y en la crisis laboral, son conscientes de que tienen que aprovechar al máximo cada oportunidad. Por eso, puede que en el pasado los ejercicios de final de carrera fueran una forma de adquirir experiencia a través de una iniciación paulatina, pero ahora se convierten en magníficas películas de lo más sólidas en las que no encontramos titubeos de principiante, sino una madurez, una visión autoral y un estilo muy definido que se sitúa por encima de muchas obras de cineastas asentados.

El Festival de Málaga se ha alzado como un escaparate para descubrir a algunos de estos talentos en bruto, mayoritariamente femeninos, aglutinados en una sección, ZonaZine, en la que se concentran los trabajos más jóvenes y arriesgados, que se atreven a experimentar con las herramientas del lenguaje o que simplemente aportan una visión mucho más fresca dentro un panorama cinematográfico estancado en los modelos más tradicionales. La juventud ya no espera a que le den paso sus mayores, ahora es ella la que coge impulso para salir adelante por su cuenta.

Y es ahí donde hoy se estrena Ojos Negros. Sus responsables son la aragonesa Marta Lallana y la catalana Ivet Castelo, junto a Iván Alarcón y Sandra García. Los cuatro han firmado el guion y las dos primeras han estado tirando del carro durante el largo proceso de preparación de la película. Porque eso es algo que no ha cambiado: para dirigir se necesita tiempo y mucho esfuerzo.

La película se centra en una adolescente, Paula, que debe pasar el verano en casa de su abuela, a la que apenas conoce, en Ojos Negros, Teruel. «Me interesaba mucho captar ese momento en el que se pasa de ser niña a ser mujer, algo que implica una cierta pérdida de la inocencia. Yo lo percibía en mi hermana [Julia Lallana, protagonista de la película]: cada vez que volvía a casa la veía diferente y me daba pena perderme todo eso, por eso decidí hacer esta película», cuenta Lallana.

Es allí, en Ojos Negros, cuando la joven protagonista descubre las tensiones familiares que se destapan a raíz de la enfermedad de su abuela. Intentando escapar de esa atmósfera asfixiante conoce a Alicia, una chica de su edad con quien establece una intensa amistad. Al final del verano, Paula intuirá lo que significa hacerse mayor.

La directora reconoce que, si no hubiera sido por Los amigos de Ágata, realizada por cuatro estudiantes de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, ella y sus compañeros -estudian en la misma universidad- no habrían tenido un referente a la hora de lanzarse a la piscina: «Nos hicieron ver a los demás estudiantes que teníamos historias que contar, cosas que decir, y que podíamos hacerlo».

Pero no es la única película aragonesa que hoy llegará a Málaga, ya que se podrán ver las primeras imágenes del docudrama Marcelino, el mejor payaso del mundo, dirigido por Germán Roda y protagonizado por Pepe Viyuela, dentro de la sección 5 minutos de cine.

Marcelino Orbés fue el mejor payaso del mundo desde 1900 a 1914, triunfando en Londres y Nueva York. Fue el mejor y más aclamado en la mayor industria del entretenimiento de la época. Fue un payaso, clown, acróbata y un cómico admirado por Charles Chaplin.