La actriz Blanca Marsillach se encuentra hoy en Zaragoza, de nuevo para demostrar que los mayores también están capacitados para emocionarse y hacer emocionar sobre un escenario. Como ya hiciera el pasado octubre, el proyecto Entre versos y Marsillach, dará la oportunidad a 10 aragoneses de avanzada edad de ejercer por una vez como actores, dentro del programa de Personas Mayores de la Obra Social La Caixa.

El objetivo es «favorecer un envejecimiento activo y saludable», destacó la actriz Blanca Marsillach. «La idea es que los mayores vayan cumpliendo sueños mientras cumplen años, que mantengan la ilusión y que se pongan nuevos retos; también que se sientan queridos, debemos tratarles con cariño y con respeto», dijo.

El fallecido padre de la actriz, Adolfo Marsillach, tal y como contó ella, hubiera cumplido los años ayer casualmente, y la actuación de esta noche será precisamente «un homenaje» a su figura, adaptando Entre versos y Marsillach, un trabajo que interpretó en su momento con Amparo Rivelles y María Jesús Valdés. Los diez mayores que han preparado la actuación se unirán a Blanca Marsillach y Mónica Buiza para recitar poemas del Siglo de Oro frente a la imagen proyectada de Marsillach padre.

Antes de la representación, que será hoy a las 18.00 horas en CaixaForum Zaragoza, los participantes deben preparar sus textos. «Estamos cuatro días con ellos, y trabajamos el entendimiento de los versos, los desentrañamos», comentó Marsillach. «Ellos hacen un esfuerzo titánico haciendo un recorrido por los poemas más populares del siglo XVI al siglo XVIII», explicó.

Parece que se trata únicamente de prepararse unas lecturas, pero los participantes tienen que concienciarse a fondo. La actriz explicó que durante los días previos a la actuación «tienen que aprender a medir los tiempos, a andar en el escenario, a proyectar la voz y a escuchar a los compañeros». Todo ello contribuye a que «estén alertas sobre las tablas, a mantener la atención». Además, comentó, «el día del estreno se sienten como una estrella de la noche, con el maquillaje previo, las entrevistas con la prensa, etc.».

El número no requiere ejercicios de memoria, pero sí «de interpretación, tienen que saber expresar momentos más sensuales, más dramáticos, el cachondeo que hay por ejemplo en Don Dinero de Quevedo, momentos de seducción, más trascendentales…», explicó la actriz.

El proyecto lleva alrededor de un año girando por varias ciudades españolas, Blanca Marsillach recuerda el «estreno en Barcelona, apoteósico», así como algunas anécdotas, como que «muchos actores tras la función quieren venirse de gira con nosotros», o también que «los de Murcia metían un montón de morcillas, inventándose el texto con su versión», cuenta, entre risas. A los mayores zaragozanos les tiene un cariño especial. «Los maños son súper espabilados, con gran sentido de equipo y muy humildes, uno de los mejores grupos que me he encontrado».

Marsillach dijo que todos quieren repetir, se emocionan, lloran… para ellos es una oportunidad de darlo todo», reflexionó, y destacó que «es muy bonito salir al escenario por primera vez».