Poco después de las doce del mediodía el féretro de Ivan Fandiño salió del tanatorio de Amurrio (Álava) y el cuerpo del torero, camino de la incineración, fue despedido entre llantos y aplausos. Ya por la tarde, a las 18.30 horas, se celebró el funeral en la iglesia de Santa María de Orduna (Vizcaya), localidad natal del torero fallecido en una plaza del sur de Francia el pasado sábado.

Sobre las 9.20 horas, su entorno más cercano llegó al tanatorio alavés y desde entonces fue constante el goteo de toreros que pasaron por la capilla ardiente. Antes, los maestros Enrique Ponce, El Fandi, Curro Díaz, Pepín Liria, Luis Miguel Encabo, Javier Conde, Paco Ureña y Juan Antonio Ruiz Espartaco habían llegado con semblante serio para trasladar sus respetos a un torero del que destacaron su «seriedad» y cuya muerte en la «flor de la vida» lamentaron. «Una gran pérdida para el mundo del toro», «nunca lo olvidaremos», «estará en nuestros corazones» son algunas de las frases que se pudieron escuchar a las puertas de este tanatorio.

RECUERDOS FLORALES / «Esté donde esté que lo saquen por la puerta grande porque ha sido un hombre grande», dijo un emocionado Espartaco, ante los periodistas. Enrique Ponce, por su parte, destacó «el sentido de la pureza» que Fandiño tenía «en todas sus formas, desde con el capote hasta con la espada», y puso en valor las «muchísimas cosas» que ha aportado la mundo de la tauromaquia: «Se ha ido uno de los grandes de los últimos diez años». Fandiño, añadió, «salía siempre a la plaza a darlo todo» y «ha dado la vida por lo que más quería, el mundo del toro», dijo Ponce, que no encuentra «consuelo» ante «una tragedia de esta magnitud».

A la par que llegaban los toreros al velatorio lo hicieron las numerosas coronas, ramos y centros de flores que desde los más diversos puntos de España pusieron color y olor a un día triste, de semblantes serios, lágrimas y abrazos.

Estos recuerdos florales se colocaron ayer por la tarde en la puerta grande de la plaza de toros de Orduña en homenaje al coso que le vio nacer y crecer como torero. Iván Fandiño, padre de una niña que aún no ha cumplido dos años, era muy querido por los aficionados a los toros de la comarca y contaba también con el cariño de sus vecinos de Orduña. De hecho fue el pregonero de las fiestas de la localidad en 2015,algo que hizo que su funeral fuera multitudinario. A la celebración religiosa acudieron múltiples compañeros de profesión.